lunes, 3 de septiembre de 2012

Los golpes de Estado en América Latina, por Lautaro Bruera (compilador)

La sombra de los golpes en América Latina Los recientes hechos ocurridos en Paraguay con la destitución de Lugo y el amotinamiento policial en Bolivia se suman a un proceso de resistencias por parte de los sectores tradicionales y conservadores a los procesos de cambio en la región, con Honduras como emblema. Los intentos de desestabilización. INFOnews El 28 de junio de 2009, el presidente de Honduras, Manuel Zelaya, era secuestrado de la Residencia Presidencial por un grupo de militares y llevado fuera del país. Comenzaba así el golpe de Estado en Tegucigalpa, tras la decisión de la Corte Suprema de declarar inconstitucional el referéndum convocado por el mandatario para reformar la Carta Magna del país. Rápidamente, el Congreso hondureño ratificaba la decisión de desplazar a Zelaya del poder y nombraba en su lugar de forma interina al titular de la Cámara, Roberto Micheletti. Quedaba en claro de esta manera que los hechos no respondía una decisión arbitraria de un grupo, sino a una acción articulada entre los sectores más conservadores de la sociedad hondureña. Los recientes hechos ocurridos en Paraguay revisten ciertas similitudes con ese proceso: la rápida -por no decir vertiginosa- destitución de Fernando Lugo en el Parlamento a través de un juicio político “express” revela un acuerdo para desplazar al mandatario por parte de los partidos representantes de los sectores más concentrados de la economía paraguaya, específicamente, en materia de acaparamiento de tierras. Nuevas formas de golpismo Los mecanismos para desplazar gobiernos difieren del “viejo golpismo” que tuvo lugar en la región durante décadas pasadas, donde la acción –si bien apoyada por sector del poder- era comandada por las Fuerzas Armadas. Actualmente, se registra un intento por presentar el “neo-golpismo” como un mecanismo de recambio previsto en la Constitución. O al menos, que mantenga algún grado de institucionalidad. Ese proceso comenzó en 2002 cuando la oligarquía venezolana intentó derrocar al gobierno de Hugo Chávez. La acción fracasó, a pesar de contar abiertamente con el apoyo de EEUU y España, porque el mandatario gozaba de un amplio respaldo popular tanto entre la población como entre las Fuerzas Armadas. Sin embargo, el precedente quedaba establecido. Luego, en 2008, el gobierno boliviano del presidente Evo Morales sufrió el asedio de la llamada Media Luna, donde se llegó a una polarización social que estuvo cerca de desatar un conflicto de características cercanas a la guerra civil. Basta recordar la Masacre de Pando orquestada por grupos paramilitares de la oligarquía. La fuerte adhesión de los sectores populares al ex líder cocalero y su movilización hicieron desistir a los –mal llamados- líderes autonómicos que propugnaban por una secesión del país. Tan solo 2 años después, a finales de septiembre de 2010, un amotinamiento policial secuestraba a Rafael Correa en una intentona golpista, encubierta bajo la forma de un reclamo salarial. La rápida reacción de los gobiernos vecinos logró evitar una tragedia. La nueva ola de gobiernos surgida luego del derrumbe del neoliberalismo debe hacer frente, por lo tanto, a un proceso de resistencias de los sectores más conservadores y reacios al cambio en la región. La articulación de organismos multilaterales como la Unasur tendrá un rol fundamental para evitar que se imponga la sombra del golpismo que vuelve a recorrer América Latina. Pagina 12. Nuevas formas de golpismo en la región Con distintos matices, los expertos consultados compartieron críticas al proceso de remoción de Lugo, pero también señalaron que la debilidad política del mandatario depuesto contribuyó al desenlace irregular de la crisis paraguaya. Por Sebastian Abrevaya La destitución del presidente de Paraguay, Fernando Lugo, abrió un debate entre intelectuales y políticos respecto de las nuevas formas de golpismo en América latina. Los presidentes de la Unasur resolvieron en la cumbre de Mendoza que se trató de “una ruptura del orden democrático” y, en concordancia con el Protocolo de Ushuaia, suspendieron la participación de Paraguay en ese bloque regional y también en el Mercosur. Sin embargo, la contundente y unánime respuesta política regional no agotó el debate intelectual que sigue generando controversias. Página/12 consultó a los politólogos Aníbal Pérez-Liñán y Amílcar Salas Oroño y también al director nacional electoral, Alejandro Tullio, quienes compartieron críticas al proceso de remoción de Lugo, pero también señalaron que la debilidad política del mandatario depuesto contribuyó al desenlace irregular de la crisis paraguaya. “Es tentador llamar a lo que ocurrió en Paraguay como golpe de Estado, pero creo que es un error porque no permite entender claramente lo que sucedió. No hubo una operación militar en contra del presidente electo, como en Honduras hace tres años. En Paraguay, el Congreso abusó de su autoridad constitucional para destituir al presidente”, sostiene Pérez-Liñán, doctor en Ciencia Política de la Universidad de Nôtre-Dame y uno de los mayores especialistas argentinos en política comparada latinoamericana. Pérez-Liñán, además, es autor del libro Juicio Político al presidente y nueva inestabilidad política en América Latina, que analiza las crisis presidenciales de la región durante los últimos veinte años, en donde cayeron 21 presidentes, pero sólo en tres hubo intervención militar. Para Pérez-Liñán, “estirar” la etiqueta de golpe de Estado lleva a “un callejón sin salida”, porque podría derivar en que toda caída de un presidente pueda ser denunciada ante la OEA como un golpe y, según mayorías circunstanciales, convertirse en un recurso de “intervención arbitraria”. “En cualquier caso, la caída de un presidente electo es una tragedia constitucional, pero la desmilitarización de la política latinoamericana en los últimos veinte años es un logro que no debe ser ocultado por un juego de palabras”, concluye el docente de la Universidad de Pittsburgh que, si bien calificó como “dudoso” el proceso de juicio político, afirmó que su legalidad está dada por la autoridad constitucional del Congreso para llevarlo adelante. Desde otra perspectiva, para Salas Oroño se trata sin dudas de un golpe de Estado, “tanto por falta de demostración sustantiva y articulada de argumentos expuestos en el juicio político como por la ausencia de una posibilidad efectiva de defensa”. Doctor en Ciencias Sociales de la UBA e investigador del Instituto de Estudios de América latina y el Caribe dependiente de la misma universidad, Salas Oroño advierte que el caso paraguayo constituye un ejemplo de lo que denomina la implantación de una “ideología parlamentarista” como un fenómeno construido con el esfuerzo combinado de las elites conservadoras en cada país en alianza con los medios de comunicación, “que fuerzan una específica interpretación de la realidad en la que se desvaloriza la legitimidad de los poderes ejecutivos”. “De un lado se encuentran determinados Poderes Ejecutivos que, con mayor o menor determinación, se plantean como horizonte político desagregar los elementos tradicionales de las dialécticas neoliberales. Del otro, Parlamentos que funcionan como refugios institucionales para la reorganización política de las diferentes oposiciones. Lo que no pueden lograr de otra forma, los sectores opositores lo encuentran a través del Parlamento”, explica Salas Oroño. Tomando esta idea, para Salas Oroño el principal déficit del gobierno de Lugo debería ubicarse en el plano político: “En comparación con los otros gobiernos del mismo signo en el Cono Sur, que también tienen deudas sociales en su haber, Lugo no logró, ni siquiera, un cambio en los realineamientos de las identidades políticopartidarias. La debilidad de las fronteras políticas que trazó no sirvió ni para retener a sus propios aliados; a fin de cuentas, fue el Partido Liberal el que definió la suerte del Presidente”, concluye. En un sentido similar, el abogado y titular de la Dirección Nacional Electoral, Alejandro Tullio, cuestionó la actitud del Senado paraguayo y argumentó que en la Constitución “hay conceptos que no explicita porque su significado esta implícito”. Uno de esos significados implícitos es el de juicio, “que requiere de acusación circunstanciada en hechos, ejercicio sustancial –no formal– del derecho de defensa y, además, una sentencia fundada”. Para Tullio el Senado en los hechos no juzgó ni sentenció, sino decidió y votó la destitución “en un ejercicio autojustificativo donde el fundamento de la decisión es únicamente la facultad legal de tomarla”. Según Tullio, esta actitud se condice con “una especie impropia de revocatoria de mandato” por parte del Senado, la cual es impropia porque sólo puede revocar quien otorga el mandato que es el pueblo paraguayo. El debate no parece encontrar una conclusión común al final del análisis. La calificación como golpe de Estado depende, en gran medida, del énfasis que se les otorgue a las irregularidades reconocidas por los intelectuales en el proceso de destitución, encabezadas por la falta de un ejercicio real del derecho de defensa, la falta de rigor en la acusación realizada por la Cámara de Diputados y los plazos acelerados que sirvieron para evitar el impacto de la presión internacional. seccomunicacion@parlamentodelmercosur.org www.parlamentodelmercosur.org Este análisis va en sintonía con las palabras del secretario general de la OEA, el chileno José Miguel Insulza, quien afirmó en referencia al caso que “el estricto apego a la letra formal de la norma no significa necesariamente el apego a los principios”. Los fundamentos del juicio que gatillaron la salida de Lugo El contenido de la moción aprobada por la Cámara de Diputados y luego refrendada por el Senado le atribuyó al mandatario paraguayo cinco hechos graves que tienen su inicio en 2009. por La Tercera y Agencias - 22/06/2012 - 17:31 © AFP Los cinco hechos que detalla el texto acusatorio y que marcaron la caída de Fernando Lugo fueron: Acto Político en el comando de ingeniería de las Fuerzas Armadas. "En el año 2009, con autorización del Presidente Lugo, se realizó una concentración política de jóvenes en el Comando de Ingeniería de las Fuerzas Armadas, el que fue financiado por instituciones del Estado, incluyendo a la Entidad Binacional Yacyreta. Fernando Lugo, reconoció que la Entidad Binacional Yacyretá financió el encuentro de jóvenes socialistas de la región, llevado a cabo en el Comando de Ingeniería de las Fuerzas Armadas". Caso Ñacunday. "Fue el gobierno del Presidente Lugo el único responsable como instigador y facilitador de las recientes invasiones de tierras en la zona de Ñacunday. La falta de respuesta de las fuerzas policiales ante las invasiones de supuestos carperos y sin tierras a bienes del dominio privado, solo han sido parte de esa conducta cómplice". Creciente inseguridad. "El Presidente Lugo ha sido absolutamente incapaz de desarrollar una política y programas que tiendan a disminuir la creciente inseguridad ciudadana. En estos 4 años de gobierno, a pesar de los importantes recursos financieros que le fueron proveídos por el Congreso Nacional para potenciar a la fuerza pública, los resultados han sido no sólo insatisfactorios sino también ha quedado por demás demostrado la falta de voluntad del Gobierno para combatir al Ejército del Pueblo Paraguayo, que se ha convertido, al amparo y con la complicidad del Gobierno, en el azote de los ciudadanos de los departamentos de Concepción y San Pedro". Protocolo de Ushuaia II. "Este documento constituye un atentado contra la soberanía de la República del Paraguay y fue suscrito por el Presidente Fernando Lugo Méndez con el avieso propósito de obtener un supuesto respaldo en su descarada marcha contra la institucionalidad y el proceso democrático de la República. (...) A través de ese documento, los países vecinos podrían cortar el suministro de energía a la República del Paraguay. El documento (...) fue pergeñado por los presidentes de la región para protegerse unos a otros". Caso matanza de Curuguaty. "Ha quedado demostrado con los hechos acaecidos en los Campos Morombi, Curuguaty, Departamento de Canindeyú, la patente inoperancia, negligencia, ineptitud e improvisación de este gobierno liderado por Presidente Fernando Lugo Méndez, que amerita la acusación de la Cámara de Diputados por mal desempeño de funciones ante la Cámara de Senadores. Fernando Lugo, hoy por hoy representa lo más nefasto para el pueblo paraguayo, que se encuentra llorando la pérdida de vidas inocentes debido a la criminal negligencia y desidia del actual Presidente de la Republica, quien desde que asumió la conducción del país, gobierna promoviendo el odio entre los paraguayos, la lucha violenta entre pobres y ricos, la justicia por mano propia y la violación del derecho de propiedad, atentando de ese modo permanentemente contra la Carta Magna, las instituciones republicanas y el Estado de Derecho". “Fue una maniobra de la oligarquía sojera” Sixto Pereira, de 53 años, fue socio fundador del Movimiento de la Teología de la Liberación del Paraguay y durante su adolescencia conoció la concentración de la tierra disfrazada de reforma agraria que repartió millones de hectáreas entre amigos, socios y familiares de la dictadura de Alfredo Stroessner y fue uno de los cuatro senadores que se opusieron desde el Parlamento a la destitución de Fernando Lugo. Por: H. C. La semana pasada, dejó por unos días su precandidatura presidencial por el Partido Popular Tekojoja dentro del Frente Guasú y se transformó en uno de los principales negociadores parlamentarios del ahora ex mandatario. –¿Por qué Fernando Lugo decidió aceptar la decisión del Congreso y no convocó a la defensa de su gobierno en las calles? –Hay que entender el espíritu de pacificación y negociación de Lugo. Como dijo en su conferencia, esto es un teatro montado, pero se somete a la decisión. Hay que entender este escenario en un contexto mucho más amplio para no quedarse simplemente en la reacción del presidente. Acá hubo un golpe político –algunos dicen un asalto– organizado por quienes controlan las tierras de forma ilegal y que en gran medida fueron el elemento que sirvió de sostén de Stroessner. Durante la dictadura, a través del Instituto de la Reforma Agraria, se apropiaron de 12 millones de hectáreas. En Paraguay, es el más grande latifundio y además es ilegal. –¿El golpe lo organizó la oligarquía terrateniente? –La oligarquía terrateniente y sojera que no quiere pagar impuestos, que no quiere leyes ambientales, que no tributa y que a partir de sus partidos políticos conservadores oligárquicos como Patria Querida, el Partido Liberal y el Colorado pusieron en práctica una unidad de acción para derrocar a la democracia. También contaron con el apoyo de las empresas de medios de comunicación y una parte de los obispos. –¿El gobierno sufrió su propia política de alianzas? –No. Con el Partido Liberal, que es uno de los partidos de la derecha, teníamos acuerdos programáticos, reivindicaciones democráticas, como la soberanía energética, la soberanía alimentaria y el salario mínimo. Hemos coincidido. Pero ahora los liberales decidieron aliarse con los colorados para dar un golpe colorado y oligárquico. –¿La atención hoy está en la región? –La región ya se pronunció, la Unasur desconoció al supuesto presidente. Paradójicamente, mientras 40 parlamentarios apoyaron el golpe y derrocaban a un presidente legal y legítimo, en la plaza había más de 15 mil personas defendiéndolo y 12 cancilleres vinieron a respaldarlo. -¿Qué escenario prevén hasta las elecciones de abril próximo? –Estamos conformando un frente amplio popular y democrático y vamos a discutir un plan de lucha para desconocer al gobierno, además de demandas y juicios a nivel internacional. Vamos a capitalizar el desencanto de los afiliados pobres de los partidos de la derecha. < La clave MADUREZ Fue un golpe atípico, porque generalmente hay resistencia en las calles. Pero esta vez, el pueblo movilizado entendió la situación. Esto no significa resignación. Se requiere madurez política para tomar esta decisión y para poder evaluar los pasos a seguir. Cables de Wekeleaks sobre Argentina, extracto del libro de Santiago O’Donell, “Argenleaks”. M Monsanto A lo largo del gobierno de los Kirchner, importantes funcionarios y congresistas de los Estados Unidos, además de embajadores, presionaron sin demasiado éxito a la Casa Rosada para que facilitara a la empresa Monsanto el cobro de regalías por el uso de semillas transgénicas. Lo que empezó como un duro enfrentamiento, con cargamentos de harina de soja incautados en puertos europeos entre 2004 y 2005, se encaminó hacia una negociación sobre la nueva generación de semillas, dejando atrás el intento de cobro por parte de Monsanto, señala una serie de cables filtrados por Wikileaks. A mediados de los noventa, durante la presidencia de Menem, Monsanto introdujo la semilla Roundup en la Argentina, conocida por poseer un gen resistente al pesticida glifosato. Pero la empresa no registró la patente, prefiriendo cobrar regalías por medio de licencias. Los reclamos de Monsanto no se hicieron públicos hasta las noticias de los embargos en Europa pero, según funcionarios argentinos citados en los cables, empezaron durante la presidencia de Néstor Kirchner. Monsanto dice que el 85% de la soja que se produce en la Argentina se hace con su fórmula pero menos de un tercio paga regalías porque los demás usan semillas argentinas que vienen de esas plantas sin tributar por ello a Monsanto. Si bien el lobby oficial estadounidense a favor de Monsanto fue incensante, hasta los propios analistas de la embajada reconocieron en los cables que el reclamo era dudoso: "Los granjeros argentinos tienen derecho a replantar —no a revender— semillas generadas en una cosecha sin pagar regalías", dice un cable de marzo de 2006 firmado por el entonces embajador Lino Gutiérrez. La empresa reclamaba un pago de quince dólares por tonelada, lo cual dejaría a muchos pequeños productores en una situación difícil. En algunos países de Europa, Monsanto había patentado su gen y le había hecho juicio a los importadores europeos con la intención de cobrarles las regalías, ya que allí tenía patentada su semilla transgénica. Pero los juicios no tenían mucho sustento legal porque las importaciones no eran de semillas. A medida que las causas judiciales en Europa se fueron cayendo, y los embargos cesaron, los reclamos estadounidenses perdieron fuerza. Según los cables, la presión estadounidense se intensificó a partir de 2006. Un despacho del 17 de enero de ese año da cuenta de un encuentro entre el entonces embajador Lino Gutiérrez y la entonces ministra de Economía, Felisa Micheli. El embajador mencionó el caso de la empresa de biotecnología Monsanto al final de la reunión. Explicó que Monsanto había intentado todas las medidas posibles para atender su necesidad de obtener una regalía por su semilla de soja GMO Roundup Ready. En la ausencia de una solución doméstica, está progresando con acciones legales en un número de países europeos que importaron soja argentina. Miceli contestó que había hablado con las cuatro asociaciones agrícolas más interesadas en el tema. Esas asociaciones dijeron que Monsanto tenía derecho a exigir una regalía. El problema era ponerse de acuerdo en el precio. "Creo que podemos ponernos de acuerdo", dijo ella. Al mes siguiente llegó una delegación de congresistas estadounidenses encabezada por el poderoso presidente del comité de Finanzas, Charles Grassley, del estado cerealero de Indiana. Su reunión con funcionarios argentinos no terminó de la mejor manera porque el entonces secretario de Comercio Exterior, Alfredo Chiaradía, y el entonces secretario de Agricultura, Miguel Campos, defendieron la postura argentina de no negociar bajo presión. Dice el cable: La reunión terminó con una discusión sobre la disputa con Monsanto por la regalías de las semillas de soja modificadas genéticamente. [...] Chiaradía cuestionó la intención verdadera detrás de los esfuerzos de Monsanto por cobrar regalías [...] señalando que sólo se había convertido en un tema cuando expiró la patente del herbicida (glifosato) de Monsanto. Dijo que el gobierno estaba listo para negociar tanto las regalías como la segunda generación de semillas. Pero agregó que el gobierno no lo haría con una pistola apuntándole, en referencia a las acciones legales que tomó Mosanto en Europa contra los cargamentos de soja argentina. Grassley le contestó que el tema no era sólo de patentes, o sea con una empresa, sino comercial, o sea que involucraba al gobierno de los Estados Unidos. El senador Grassley señaló que además de ser un tema de patentes, la disputa con Monsanto era un tema comercial, porque los granjeros estadounidenses que pagan regalías están en desventaja con respecto a los cultivado! es argentinos. Campos se encargó de contestarle: Le dijo al congresista que la Argentina y los Estados Unidos siempre habían trabajado codo a codo en los temas de biotecnología pero que la disputa con Monsanto estaba amenazando el futuro de la agricultura argentina. En junio de 2006 fue el congresista de Virginia, Bob Goodlatte, quien presionó a favor de Monsanto en una reunión con Chiaradía, dice otro cable: Goodlatte sacó el tema de las regalías de la soja biotecnológica de Monsanto, haciendo notar que la fuerza de la economía estadounidense estaba atada a la capacidad de innovar de empresas como Monsanto [...] Chiaradía [...] argumentó que el caso estaba basado en un malentendido sobre qué debe ser protegido mientras dijo que Monsanto debería "capturar la recompensa" por el uso de su producto; la idea se aplicaba a la semilla misma, no a los productos derivados de la soja. En noviembre de 2006 el embajador Gutiérrez insistió sobre el tema con la ministra Miceli. El embajador le pidió a Micheli que apoyara la última propuesta de Monsanto para resolver sus disputas con los productores argentinos [...] Miceli dijo que se había reunido con Monsanto en el pasado y, aunque el gobierno no puede aparecer como si tomara partido en lo que es esencialmente una negociación entre Monsanto y agricultures locales, apoyará una solución. Al mes siguiente, Gutiérrez volvió a sacar el tema, esta vez delante del ministro de Planificación, Julio De Vido. La dureza de las palabras del embajador, que habla de "dos soluciones posibles", marca en punto de máxima tensión en el conflicto. Entonces sugirió que había dos soluciones posibles. Una se basaba en la recaudación de regalías de los exportadores de granos, que sería más sencilla dado el número relativamente bajo de exportadores, y la otra basada en la colección de regalías de los productores de semillas. De Vido le contestó que se pusiera en contacto con el entonces el secretario de Agricultura, Diógenes de Urquiza, quien a su vez dijo que el tema era muy complicado porque había varias partes involucradas. Pero el secretario agregó que estaba dispuesto a llevar adelante una discreta negociación. Dice el cable: De Urquiza se comprometió a sentarse con los accionistas con el objetivo de reanudar las negociaciones. Enfatizó que las reuniones deben tener un perfil muy bajo si van a tener éxito. En enero de 2007 el embajador volvió a insistir ante Miceli. Ya no hablaba de apoyar "la propuesta de Monsanto" sino una "señal informal" para facilitar una negociación. El embajador dijo que Monsanto sentía que necesitaba por lo menos una señal informal de aceptación del gobierno de la Argentina para que los productores se sumaran. Miceli respondió que Monsanto debería llevarle una oferta preaprobada y que ella trabajaría para apoyarla. A la semana siguiente una delegación del Departamento del Tesoro encabezada por el funcionario John Vernau 'actuó de portavoz del reclamo de Monsanto ante funcionarios argentinos. En septiembre de 2008 fue el turno de un miembro del Gabinete de Barack Obama, el entonces secretario de Agricultura, Charles Conner, quien sacó el tema ante De Urquiza durante una visita a la Argentina, señala otro cable. En abril de 2008 el embajador Earl Anthony Wayne abordó el tema en una reunión con Alberto Fernández y la presidenta Cristina Kirchner, delante del subsecretario para América Latina, Tom Shannon. "Compañías como Monsanto están muy interesadas en una nueva aproximación a su trabajo en la Argentina", dijo Wayne. En agosto de 2008 visitó la embajada el presidente de Monsanto Argentina, Juan Ferreira, para agradecer los esfuerzos diplomáticos a favor de su empresa. Por entonces las acciones legales en Europa había perdido efectividad y habían pasado más de dos años desde el último embargo. El empresario explicó que la nueva estrategia de la empresa era negociar un arreglo con el gobierno, los gobernadores y la Mesa de Enlace. [Ferreira] explicó que Monsanto continúa con su estrategia revisada de focalizarse en el futuro y asegurarse protección legal para sus nuevas tecnologías que introducirá en el futuro. [...] Monsanto no tuvo discusiones de alto perfil con el gobierno por las regalías durante el extendido paro agropecuario pero ha mantenido contactos con organizaciones agrarias y gobernadores provinciales para asegurarse de que los proveedores sean pagados para instruir nuevas tecnologías para mejorar la producción en la Argentina. En diciembre de 2008 el encargado del lobby fue el representante Colin Peterson, presidente de la comisión di- Agricultura de la Cámara Baja de los Estados Unidos. El representante Peterson le preguntó al secretario Urquiza por temas de comercio, incluyendo el pago de regalías por las semillas de soja usadas con tecnología de Monsanto. Sin embargo, el cable de agosto de ese año que el embajador le había mandado a Peterson anticipando su visita incluye una nota positiva, reflejo del cambio de tono de la empresa ante la prolongada falta de resultados judiciales en Europa. El aspecto positivo es que hay señales de progreso en la larga disputa entre el gobierno y Monsanto por el cobro de regalías por las variedades de semillas de Monsanto. Monsanto ahora está discutiendo con el gobierno la introducción de nuevas variedades de semillas y el pago por la tecnología, un cambio significativo con la anterior política del gobierno de negarse a negociar sobre el tema. En marzo de 2009 el embajador Wayne volvió a insistir, esta vez ante el secretario de Agricultura, Carlos Cheppi, y la ministra de Producción, Débora Giorgi. A esa altura de la negociación estaba claro que, a pesar del intenso lobby estadounidense, Monsanto no iba a cobrar las regalías que pretendía. La negociación se había encaminado hacia los llamados "productos de segunda generación" que la empresa pretendía introducir en el país, prometiendo aumento en los rendimientos de un 10% al 15%. En febrero del año pasado Monsanto retiró una querella en Europa contra importadores de harina de soja transgénica producida en la Argentina. Dice el cable de 2009, el último de la serie: El embajador señaló la importancia de solucionar la Prolongada disputa entre el gobierno y Monsanto por el pago de regalías [...] Cheppi explicó que el gobierno estaba trabajando en una nueva ley de semillas con aportes de todas las partes involucradas para resolver el problema pero que la disputa con el campo frenó el movimiento. Dijo que ya hay un acuerdo general sobre lo que se necesita hacer. El auge del neogolpismo Por Juan Gabriel Tokatlian | Para LA NACION Paraguay acaba de ser testigo del auge del neogolpismo en América latina del inicio del siglo XXI. Usualmente el golpe de Estado tradicional se desplegaba de manera violenta por parte de las fuerzas armadas (apoyado por sectores sociales), con impulso o tolerancia externa (por ejemplo, de Washington), se dirigía a reorganizar las ramas de poder y apuntaba a fundar un orden alterno. El "nuevo golpismo" es formalmente menos virulento, está liderado por civiles (con soporte implícito o complicidad explícita de los militares), mantiene una cierta apariencia institucional, no involucra necesariamente a una potencia (Estados Unidos) y pretende resolver, al menos de entrada, una impasse social o política potencialmente ruinosa. La sucesión neogolpista reciente es reveladora: la remoción "legal" de Jamil Mahuad, en Ecuador, en 2000; el derrocamiento "institucional" de Hugo Chávez, en Venezuela, en 2002; la "salida" forzada de Jean-Bertrand Aristide, en Haití, en 2004; la sustitución "constitucional" de Zelaya, en Honduras, en 2009, y el " putch " policial contra Rafael Correa, en 2010. La "destitución" de Fernando Lugo por mal desempeño en sus funciones se inserta en la dinámica de presuntos "golpes benévolos", en los que sus autores se vieron "compelidos" a "salvar" la democracia. Los seis "golpes de Estado" de nuevo tipo obedecen a situaciones nacionales específicas, pero tienen puntos en común. Los golpistas esgrimen ideas idénticas para justificar su conducta antidemocrática: preocupante "vacío de poder", "tendencia autoritaria" del mandatario, crisis política "autoinfligida", ambición presidencial "desmedida", intención de "perpetuación" en el Ejecutivo. En la mayoría de los casos, el papel del Congreso es decisivo y la letra constitucional se invoca para otorgarle legitimidad al descabezamiento de la presidencia. Así, en el ejemplo paraguayo, el poder legislativo siguió lo contemplado en el artículo 225 de la Constitución: la Cámara de Diputados acusa y el Senado juzga, con los dos tercios de votos respectivos. Sin embargo, no es posible que un juicio político se realice sin debido proceso, sin derecho a la defensa, sin base probatoria y sin debate público. El desafío para la Argentina, el Mercosur, la Unasur y la Organización de los Estados Americanos (OEA) es afín, aunque no idéntico. El silencio de la OEA la acercará a su irrelevancia: fracasada la Cumbre de las Américas y fundada la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), la OEA es el único sitio donde Washington tendrá para mostrar el alcance real de su voz. La señal política que emita la Unasur será crucial: o continúa, como ocurrió con otras crisis en el área, por un sendero de efectividad o se agrieta su unidad con todo lo que ello pueda implicar. El reto para el Mercosur es mayor: por primera vez en este siglo se ha manifestado el neogolpismo en el Cono Sur con todas las reverberaciones que ello podría tener. La Argentina tiene que elevar significativamente el perfil en el caso paraguayo: se necesita una diplomacia sofisticada y constructiva para evitar que el espectro del nuevo golpismo se asiente definitivamente en América del Sur. Fernando Buen Abad Domínguez Filósofo. Extracto del libro “Elementos de la guerra mediatica”. Prolegómenos No hace mucho un hervidero de fuerzas emancipadoras nuevas florece en la realidad nuestra y latinoamericana. Es un florecimiento revolucionario capaz de madurar en sí la única salida perfecta a las miserias que soportamos. Es una lucha emancipadora cuya pasión encuentra caminos nuevos que extraerá su torrente de las luchas sociales más verdaderas. Son fuerzas emancipadoras que, a pesar de las decepciones y de los fracasos, nos animan a dar un salto definitorio desde el reino de la necesidad hacia el reino de la libertad. Esas fuerzas emancipadoras son la más audaz de nuestras prerrogativas… aire puro y orgullo de la acción directa que asciende y apresura encuentros. Fuerzas emancipadoras que hunden su proa en el horizonte, que no están fuera de nosotros, que poseen dirección y sentido, que van más allá, fuera de sí para hacerse permanentes porque no son un engendro de la euforia común. Una de las expresiones más claras y a su vez compleja –por su novedad y potencia- es la multiplicación de modos y ―medios de comunicación‖ con comunicadores, nuevos o renovados, animados por un aliento, desigual y combinado, de tácticas y estrategias emancipadoras. Hoy se cuentan por miles (cosa inédita) los actores de la comunicación emancipadora. Son cuantitati-vamente una fuerza que hace una década no contaba con los números que hoy cuenta. Constitu-yen un fenómeno extraordinario y una palanca magnífica para impulsar –hombro con hombro- las luchas revolucionarias florecidas en los pueblos e impulsadas por ellos. Son una fuerza pro-misoria y concreta que constituye ya un peso específico y un camino que debe ser contemplado y atendido con gran cuidado y mucha responsabilidad. Si no estuviésemos cercados por espías al servicio de las oligarquías, sería fantástico contar con un padrón completo, público y com-prensivo, que listara todas las fuerzas comunicacionales emancipadoras. Medir nuestras fuerzas, las de las luchas democráticas, en su cantidad y en su calidad. Pero no nos alcanza con la cantidad... ni nos alcanza con lo prometedor. El escenario la-tinoamericano de nuestros días se caracteriza, entre otras cosas, por ser un escenario de Guerra Mediática, con episodios de ―Terrorismo Mediático‖ sistemáticos y con el despliegue de una guerra simbólica propia de los intereses más deleznables en la llamada ―Guerra de Cuarta Gene-ración‖ financiada por los imperios. En este escenario, ser muchos no es suficiente. Nos falta la unidad, la organización y un programa de acción directa que podamos levantar, consensuada-mente, entre todas esas fuerzas nuevas. Necesitamos unidad, organización y dirección revolucionarias. Necesitamos claridad y acuerdo para las formas y para los contenidos. No necesitamos uniformidad ni burocracias... ni sectas. Necesitamos tecnología avanzada, legislación democrática, educación de vanguardia... necesitamos emancipación de las conciencias, emancipación de las herramientas de producción y emancipación de las fuerzas expresivas mejores. Necesitamos, pues, un programa revolucio-nario para la emancipación comunicacional que es parte sustancial de la emancipación de la humanidad en todas sus expresiones. Nadie, por fortuna, puede dictar, un programa ―perfecto‖ (si eso existiese). Lo más cercano sólo puede ser obra de la revolución permanente y de un tra-bajo minucioso y colectivo que sume, en su dialéctica, las experiencias y las concepciones que las luchas imprimen a nuestra realidad. Pero necesitamos darnos los espacios, los tiempos y las bases. Esto aquí escrito es, por lo tanto, un intento de contribución. Nada más... nada menos. Es imposible enfrentar la Guerra Mediática de manera aislada. Es un error peligroso suponer que se puede combatir a los monopolios trasnacionales sólo de manera aislada, nacionalista, regionalista o sectaria. Es preciso un Foro continental con un Frente Único que, como ya sabemos, por sí solo no puede resolver la totalidad de los pro-blemas. La lucha es dura y asimétrica, se trata de una Guerra, la Guerra de Cuarta Generación... lo pertinente es llamarnos a la movilización unitaria y masiva, a las tareas científicas y al esme-ro creativo para dar sustancia y cuerpo a las fuerzas nuestras en contra de la alienación, la explo-tación y el saqueo, bien visibles en Honduras a estas horas, bien sensibles en el mundo a estas alturas. El delito golpista contra toda voluntad democrática y a toda escala, que se cocina a dia-rio en todo el continente, se auspicia con discursos magnicidas y con tesis desestabilizadoras que atentan principalmente contra la acción democratizadora de los pueblos. Se hace uso de to-das las formas represivas para prolongar las patologías delincuenciales. Recurren al toque de queda, al cierre de medios de comunicación, a la criminalización y la persecución de los líderes democráticos... Recurren a lo que se les ocurre como necesario para salirse con la suya y com-placer a sus jefes. Estén donde estén. Necesitamos una Foro Cumbre para ir hacia la libertad expresiva, plena y democrática, de las organizaciones sociales de base, de los trabajadores, de los campesinos... un Foro Cumbre con agenda propia para romper los bloqueos mediáticos y hacia un Proyecto Internacional de Políticas de Comunicación Emancipadora que ponga todos los recursos mejores al servicio del desarrollo socialista, desde abajo y no al servicio de los monopolios mediáticos. Unidos. Necesitamos la unidad en una lucha revolucionaria para la transformación del mundo, ayudados por la Comunicación y sus episodios mejores. Cuba, Venezuela, Bolivia, Ecuador, Nicaragua, Argentina, Brasil... Honduras... todos hacia un encuentro resolutivo que enfrente, de una vez por todas, con las herramientas del internacionalismo revolucionario, un mal común, una tara que intoxica y degenera. Este es un pendiente histórico que no admite soluciones burocráticas aisladas ni póci-mas sectarias. Necesitamos de un Foro Cumbre que impulse, organizadamente, todos los deba-tes necesarios, a estas horas, para combatir, sin eufemismos, las operaciones mass media bur-guesas que infestan con sus tufos alienantes cada rincón de la vida colectiva, de la conciencia individual y de las emociones todas. Contra las manías burguesas que infestan incluso a muchas "izquierdas". Cumbre de las bases dispuestas a abrir espacios nuevos para la investigación científica de la comunicación en los años venideros, a la participación de todos y que se vuelva dinámica y creadora. Que se mueva por todas partes, que emprenda movilizaciones e intervenciones mundiales, que, de sur a norte, predique con ejemplos, su necesidad de aprendizajes y su nece-sidad de consolidación democrática y socialista. Una Cumbre desde abajo. Cumbre desde abajo para la unidad de las fuerzas emancipadoras de la comunicación emancipada. La Guerra Mediática es un problema de “Seguridad Nacional” La amenaza sistemática de los mass media capitalistas contra las luchas democráticas de los pueblos es un problema de seguridad nacional y es preciso comprenderlo a fondo. Por eso es urgente discutirlo internacionalmente, desde las esferas de las bases hasta las esferas de sus mandatados democráticos. Para eso es ideal una Cumbre en materia de Comunicación. Los monopolios mediáticos de las oligarquías están involucrados en aventuras desesta-bilizadoras de todo tipo. Véase el sabotaje multimodal de la industria petrolera, de los recursos naturales, de las fuerzas productivas. Campañas brutales contra las instituciones democráticas y tácticas cotidianas de golpeteo, calumnia, siembra de sospechas, descalificación y terrorismo emocional de corte neofascista. Su idea de "información" basada, casi exclusivamente, en la exageración y el escándalo, tiene por objeto desinformar, confundir y descarrilar a las organiza-ciones y los movimientos revolucionarios. Levantan sus voces mass media para imponer su necedad ideológica y se aprovechan de cualquier frase que sirva para manchar, en lo posible, el ascenso popular al socialismo… a eso llaman "comunicación" los mercenarios de la ofensiva burguesa. Esta forma de atentar contra el desarrollo de los pueblos democráticos obliga a no conceder un ápice de terreno a la contrarre-volución mediática que se dispone a destruir lo mejor que el pueblo ha construido y lo mejor de su desarrollo. No concederle privilegios, no concederle impunidad, no concederle margen para la traición. Sin concesiones. Pero para cerrar el paso a las tareas alienantes y/o contrarrevolucionarias emprendidas por las oligarquías mass media no basta con cobrar conciencia ni con tener ―buena voluntad‖ o mucha, es necesario levantar un debate y juicio internacionalista, un movimiento de organiza-ciones sociales y trabajadores que deje ver que lo que ocurre compete a toso el del mundo y que, día a día, se torna en problema más agudo con secuelas más graves. Es preciso un movimiento político internacionalista para ejercer un control directo y minucioso sobre el trabajo de todos los mass media, pero no un "control" sectario de burocracias o de cúpulas, sino un control directo de los trabajadores, los obreros y campesinos, los usuarios, los trabajadores mismos de las cadenas de comunicación…organizados con método internacio-nalista para construir un proyecto de comunicación socialista garantizado por la intervención técnica, teórica, creativa, lúdica, poética… de la mejor calidad posible, según el desarrollo que se adquiera, consensuada en las formas y en las ideas. No es suficiente cancelar las concesiones cuando hace falta una revolución socialista de la comunicación. Urge una movilización dispuesta, entre mil cosas, a abrazar intensamente la lucha contra la alineación y la miseria intelectual. Ya se preparan en todo el mundo los ideólogos del capita-lismo mass media armados hasta los dientes para golpear desde todas partes a los pueblos que avanzan en su decisión de ser dueños de su destino. Ya se preparan los bombardeos de calum-nias y de todo tipo, las acusaciones y las granadas, las andanadas de saliva y la metralla. Recla-marán "liberad de expresión" para justificar su ―libertad‖ de agresión contra un pueblo en pie de lucha. Ya se anuncian los agoreros de la agresión contrarrevolucionaria no podemos quedarnos a la espera. La Guerra Mediática nos ha domesticado hasta los “gustos”. ¿Por qué nos Gusta lo que nos Gusta? Uno bien debería saber -con alguna claridad- por qué gusta de ciertas cosas, (para sí o para sus hijos por ejemplo), por qué uno disfruta ciertos espectáculos y ciertas ideas. Uno bien podría intentar respuestas a la hora de dilucidar por qué prefiere para su disfrute unas cosas si o aquellos no. Uno bien podría en materia de ―gustos‖, acaso no con todos, ejercer su capacidad de decisión y autocrítica. Y a veces eso no es sencillo cuando se trata de, por ejemplo, algún ti-po de producción televisiva que, sin permiso, se instala en nuestras vidas con el ―caballo de Troya‖ de lo ―simpático‖, lo ―tierno‖, lo ―entretenido‖ o lo ―divertido‖. Se ha ―legalizado‖ una infinidad de sustancias, objetos e instituciones que, claramente o con dudas, dejan en el ―gusto‖, de manera directa o indirecta, secuelas tóxicas de géneros muy diversos. Aunque la ―moral pública‖ las santifique. Entran a la lista bebidas gasificadas o alco-holizadas, entran a la lista muchas obras fílmicas, partidos políticos, iglesias y familias enteras. El capitalismo mismo con su esencia -corrupta y destructora de la humanidad- es un mal social progresivo y mortal que a muchos les encanta. Eso no lo legitima aunque se lo legalice. Uno bien podría hacer (hacerse) ―visibles‖ los motivos y los métodos de sus ―gustos‖, el objetivo, sus alcances y, desde luego, las fuerzas que promueven tales o cuales ―gustos‖. No sólo, claro, los ―gustos‖ personales. Cada quien decide, sólo que no puede decidir por los ―gus-tos‖ de otros ni de los niños aunque sean sus hijos. Hay, qué duda cabe, ―gustos‖ terribles ante los cuales uno corre el riesgo de hacerse cómplice inconsciente de los modelos ideológicos bur-gueses. Muchos ―gustos‖ sirven para tapar la realidad y por eso hay que ser capaces de interro-gar lo que se prefiere en materia de ―gustos‖. Es una tarea social que bien podría ser permanente y profunda para todos. En materia de ―gustos‖ el colonialismo cultural es alarmante. No es infrecuente ignorar lo que consumimos en términos de ideologías. Aunque se vistan de inocencia muchos ―gustos‖ son discurso que requiere de cierto nivel de decodificación que nadie en su sano juicio puede exigir sin un método ordenador y emancipador. No es un problema ―moral‖, tampoco de sim-plemente de ―gustos‖. En un mundo bajo guerra mediática, donde el capitalismo negocia con su decadencia, reina un sentido del ―gusto‖ no pocas veces superficial, estúpido, individualista y consumista contagiado como una plaga al mundo entero. Eso abarca todos los ámbitos de las re-laciones humanas, de nociones sobre cómo entender y vivir la sexualidad, la política, la familia, la moda y, por cierto, la religión. Padecemos un estereotipo burgués hegemónico en materia de ―gustos‖ que además de sus virtudes mercantiles y su capacidad de seducción, son apología de la decadencia y del some-timiento desde casa. ―Gustos‖ de la mansedumbre que, en lugar de transformar al mundo capita-lista propone una auto-satisfacción tan estéril como peligrosa para permitir que un grupo de manías en plena guerra mediática ganen mucho dinero. Situación grotesca para que la mediocri-dad se legitime como identidad de la clase explotada. Y los tenemos en casa. ¿Ya nos dimos cuenta? Es indispensable aprender a escribir, con nuestros medios de Comunicación, la Historia de nuestras luchas emancipadoras. Diseñar tácticas y estrategias narrativas para la revolución. Impulsar talleres de creatividad comunicacio-nal forma-contenido y la democratización de los lenguajes nuevos, las herra-mientas y las agendas de trabajo, democratización de las ideas y de los imagi-narios transformadores... democratización de la creatividad y del futuro. A estas horas la palabra libre debe abrirse para que las gargantas canten tempestades de insurrección bien pensada. Palabra primero ética que estética, ciencia, técnica, artesanía, ancha e irreductible, un arma, una forma superior de lucha con sus imágenes... un álgebra profunda. Un producto de cierto trabajo no alienado purificado y purificante... una alquimia del ser liberado. Palabra que no es mejor o peor que otras, que no es beneficiaria de iluminaciones o privilegios de especie o clase. Palabra de exteriorización humana donde las formas vibran emocionalmente electrizadas. Palabra capaz de transformar la vida... cambiar al mundo. Palabra militante de la libertad e investigadora fantástica de la Imagen, rebelde en la práctica. Palabra que habrá de valerse de cuantos medios tenga al alcance para movilizar todos los ejércitos emocionales hacia el triunfo final de la humanidad en contra de todas las opresio-nes. Palabra transformadora que expanda e inaugure visiones y conciencia de una humanidad sin clases, sin estado, sin propiedad privada. Palabra magnética que encienda todas las máquinas amorosas para la resolución de los problemas en la vida práctica armada también con poesía para liberar a la humanidad de todo aquello que la aprisiona en los límites de sus necesidades más elementales. Palabra que gozará la vida en todos los poros como una música contraria a la estupidez y la gratuidad. Y si logra-mos algunas imágenes bellas esas serán las de la Revolución (no las de una secta, no las de una imposición dogmática, no las de una burocracia) Será precisamente poesía donde toma parte otra especie de música intelectual desde el fondo del corazón. Palabra contra el culto de la vani-dad salivosa. Contra todo engendro vomitado a destajo en trances de prostitución o cursilería negociables. Palabra contra la palabrería santificada entre genitales insatisfechos con calenturas patrioteras. Contra los retruécanos eyaculatorios de caballeros o niñas sensibleros, se llamen como se llamen, publiquen lo que publiquen, se premien como se premien. Es decir, palabra necesaria, arma-herramienta de lucha capaz de iluminar con sus fulgo-res las zonas más intrincadas del la vida, de los universos interiores y exteriores, luz multi di-reccional, luz centrífuga y centrípeta hacedora de formas nuevas, venidas de la materia, del tiempo y el movimiento en la producción emocional de todos, la magnificencia misma de la humanidad estremecida con poesía. Palabra con luz de metralla escalofriante, luz de repetición y turbulencia que agita corazones y espasmos. Belleza convulsiva. Palabra magnética que atrae magnificencias al terreno de los hechos. Palabra lumínica que transforme al mundo... que trans-forme la vida. Sabemos que hay riesgos como nunca en las circunstancias presentes. Es imposi-ble revitalizar el mundo en que vivimos, es inútil aferrarse a él, es preciso atreverse a cambiarlo desde sus logros mejores. Y eso tiene costos que son hoy por hoy ineludibles. Una vez que hayamos asumido un estado de visión semejante ya no será posible, como antes, confundir la mentira con la verdad. Es decir, palabra necesaria, arma-herramienta de lucha capaz de iluminar con sus fulgo-res las zonas más intrincadas del la vida, de los universos interiores y exteriores, luz multi di-reccional, luz centrífuga y centrípeta hacedora de formas nuevas, venidas de la materia, del tiempo y el movimiento en la producción emocional de todos, la magnificencia misma de la humanidad estremecida con poesía. Palabra con luz de metralla escalofriante, luz de repetición y turbulencia que agita corazones y espasmos. Belleza convulsiva. Palabra magnética que atrae magnificencias al terreno de los hechos. Palabra lumínica que transforme al mundo... que trans-forme la vida. Sabemos que hay riesgos como nunca en las circunstancias presentes. Es imposi-ble revitalizar el mundo en que vivimos, es inútil aferrarse a él, es preciso atreverse a cambiarlo desde sus logros mejores. Y eso tiene costos que son hoy por hoy ineludibles. Una vez que hayamos asumido un estado de visión semejante ya no será posible, como antes, confundir la mentira con la verdad. La Unidad como compromiso histórico Nuestra Geopolítica hoy, la que nace de las luchas de los pueblos, pide (entre miles de aportes) la unidad continental de las fuerzas comunicacionales. Pide la unidad de todas nuestras diversidades en un Frente Único de luchadores para dar y ganar la Batalla de las Ideas y la Re-volución de la Conciencia. Es necesario reunir la mayor cantidad de fuerzas que nos sea posible para diagnosticar, exhibir y combatir el modo de producción comunicacional burgués. Hay que impulsar una contraofensiva mundial de Comunicación no alineada y no alienada. Hoy la libertad y la democracia deben ser obra colectiva concreta, nunca abstracta. En sociedades divididas en clases, sólo hay libertad para que las clases explotadoras exploten al pueblo trabajador, no hay libertad para que los oprimidos expresen su lucha contra la explota-ción... hay democracia para la burguesía y no para el proletariado. Hoy la tarea primera sigue siendo contribuir, sin dogmas, con la organización revolucionaria. No hay puerta de salida sin la revolución y sin su Comunicación. La unidad producirá grietas al fondo del infortunio, del tiempo y de nosotros mismos… por ahí se filtrará el viento de la revolución. Desorganizados somos como un barco que se hunde y apaga sus luces en las aguas de la impotencia, mientras, los perros burócratas ladran a las horas que se nos mueren. Coincidamos en unirnos con lugar para disentir y construir. Unidad que no nos diluya, que no nos corporativice. Unidad para no dejar de ser lo que pensamos y somos y para dejar de serlo sólo si lo deseamos y acordamos. Unidad para ganar, no para que nos ganen. Unidad para acompañar la revolución obrera y cam-pesina, no para ilustrarla ni usufructuarla. Unidad confiable porque es posible, para lo inmediato y lo mediato. Para lo de hoy y lo de siempre. Por lo legal y por lo legítimo. Por la esperanza y por la panza. Por la dignidad y por la espontaneidad. Por el humor y por el amor. Por el salario y por el ideario. La Unidad a estas horas es la más audaz de nuestras prerrogativas… Unidad que no está fuera de nosotros, unidad que busca dirección revolucionaria. Nadie (casi nadie) está contento con el mundo que el capitalismo nos hereda. Un poderío crítico recorre los debates y las denun-cias. Nada se salva. Es un potencial de pensamiento que requiere de unidad y dirección revolu-cionaria, que no puede quedarse quieto. En cada lucha social se expresa la necesidad de clarifi-car términos y problemas. Reina un espíritu rebelde y anti-imperialista que se sobrepone y, casi sin dificultad, deja ver que sólo la unidad de los pueblos, conscientes de su realidad de clase, lo-grará contribuir a derrotar todo el infiero que el capitalismo nos impone impunemente. La unidad de las diversidades con enfoques matizados y contradictorios, debe hacerse escuchar con su poderío inspirador y necesario del que es imposible desentenderse si uno desea saber con qué fuerzas concretas cuenta la clase trabajadora para ayudarse en su emancipación. No hay exageraciones. Unidad no significa uniformidad, se exige a toda hora tomar en cuenta las diferencias y la importancia de que este mundo las reconozca y respete a toda costa. Se re-pudian los sectarismos y se repudian los burocratismos. La idea de unirse, de evaluar diferencias y encontrar coincidencias, pesa a cada momento.