HISTORIA ARGENTINA Y LATINOAMERICANA CONTEMPORÁNEA - ISET nº 18 - Periodismo - 1º Año "B"
lunes, 3 de septiembre de 2012
Los golpes de Estado en América Latina, por Lautaro Bruera (compilador)
La sombra de los golpes en América Latina
Los recientes hechos ocurridos en Paraguay con la destitución de Lugo y el amotinamiento policial en Bolivia se suman a un proceso de resistencias por parte de los sectores tradicionales y conservadores a los procesos de cambio en la región, con Honduras como emblema. Los intentos de desestabilización.
INFOnews
El 28 de junio de 2009, el presidente de Honduras, Manuel Zelaya, era secuestrado de la Residencia Presidencial por un grupo de militares y llevado fuera del país. Comenzaba así el golpe de Estado en Tegucigalpa, tras la decisión de la Corte Suprema de declarar inconstitucional el referéndum convocado por el mandatario para reformar la Carta Magna del país.
Rápidamente, el Congreso hondureño ratificaba la decisión de desplazar a Zelaya del poder y nombraba en su lugar de forma interina al titular de la Cámara, Roberto Micheletti. Quedaba en claro de esta manera que los hechos no respondía una decisión arbitraria de un grupo, sino a una acción articulada entre los sectores más conservadores de la sociedad hondureña.
Los recientes hechos ocurridos en Paraguay revisten ciertas similitudes con ese proceso: la rápida -por no decir vertiginosa- destitución de Fernando Lugo en el Parlamento a través de un juicio político “express” revela un acuerdo para desplazar al mandatario por parte de los partidos representantes de los sectores más concentrados de la economía paraguaya, específicamente, en materia de acaparamiento de tierras.
Nuevas formas de golpismo
Los mecanismos para desplazar gobiernos difieren del “viejo golpismo” que tuvo lugar en la región durante décadas pasadas, donde la acción –si bien apoyada por sector del poder- era comandada por las Fuerzas Armadas.
Actualmente, se registra un intento por presentar el “neo-golpismo” como un mecanismo de recambio previsto en la Constitución. O al menos, que mantenga algún grado de institucionalidad. Ese proceso comenzó en 2002 cuando la oligarquía venezolana intentó derrocar al gobierno de Hugo Chávez. La acción fracasó, a pesar de contar abiertamente con el apoyo de EEUU y España, porque el mandatario gozaba de un amplio respaldo popular tanto entre la población como entre las Fuerzas Armadas. Sin embargo, el precedente quedaba establecido.
Luego, en 2008, el gobierno boliviano del presidente Evo Morales sufrió el asedio de la llamada Media Luna, donde se llegó a una polarización social que estuvo cerca de desatar un conflicto de características cercanas a la guerra civil. Basta recordar la Masacre de Pando orquestada por grupos paramilitares de la oligarquía.
La fuerte adhesión de los sectores populares al ex líder cocalero y su movilización hicieron desistir a los –mal llamados- líderes autonómicos que propugnaban por una secesión del país.
Tan solo 2 años después, a finales de septiembre de 2010, un amotinamiento policial secuestraba a Rafael Correa en una intentona golpista, encubierta bajo la forma de un reclamo salarial. La rápida reacción de los gobiernos vecinos logró evitar una tragedia.
La nueva ola de gobiernos surgida luego del derrumbe del neoliberalismo debe hacer frente, por lo tanto, a un proceso de resistencias de los sectores más conservadores y reacios al cambio en la región. La articulación de organismos multilaterales como la Unasur tendrá un rol fundamental para evitar que se imponga la sombra del golpismo que vuelve a recorrer América Latina.
Pagina 12.
Nuevas formas de golpismo en la región Con distintos matices, los expertos consultados compartieron críticas al proceso de remoción de Lugo, pero también señalaron que la debilidad política del mandatario depuesto contribuyó al desenlace irregular de la crisis paraguaya. Por Sebastian Abrevaya La destitución del presidente de Paraguay, Fernando Lugo, abrió un debate entre intelectuales y políticos respecto de las nuevas formas de golpismo en América latina. Los presidentes de la Unasur resolvieron en la cumbre de Mendoza que se trató de “una ruptura del orden democrático” y, en concordancia con el Protocolo de Ushuaia, suspendieron la participación de Paraguay en ese bloque regional y también en el Mercosur. Sin embargo, la contundente y unánime respuesta política regional no agotó el debate intelectual que sigue generando controversias. Página/12 consultó a los politólogos Aníbal Pérez-Liñán y Amílcar Salas Oroño y también al director nacional electoral, Alejandro Tullio, quienes compartieron críticas al proceso de remoción de Lugo, pero también señalaron que la debilidad política del mandatario depuesto contribuyó al desenlace irregular de la crisis paraguaya. “Es tentador llamar a lo que ocurrió en Paraguay como golpe de Estado, pero creo que es un error porque no permite entender claramente lo que sucedió. No hubo una operación militar en contra del presidente electo, como en Honduras hace tres años. En Paraguay, el Congreso abusó de su autoridad constitucional para destituir al presidente”, sostiene Pérez-Liñán, doctor en Ciencia Política de la Universidad de Nôtre-Dame y uno de los mayores especialistas argentinos en política comparada latinoamericana. Pérez-Liñán, además, es autor del libro Juicio Político al presidente y nueva inestabilidad política en América Latina, que analiza las crisis presidenciales de la región durante los últimos veinte años, en donde cayeron 21 presidentes, pero sólo en tres hubo intervención militar. Para Pérez-Liñán, “estirar” la etiqueta de golpe de Estado lleva a “un callejón sin salida”, porque podría derivar en que toda caída de un presidente pueda ser denunciada ante la OEA como un golpe y, según mayorías circunstanciales, convertirse en un recurso de “intervención arbitraria”. “En cualquier caso, la caída de un presidente electo es una tragedia constitucional, pero la desmilitarización de la política latinoamericana en los últimos veinte años es un logro que no debe ser ocultado por un juego de palabras”, concluye el docente de la Universidad de Pittsburgh que, si bien calificó como “dudoso” el proceso de juicio político, afirmó que su legalidad está dada por la autoridad constitucional del Congreso para llevarlo adelante. Desde otra perspectiva, para Salas Oroño se trata sin dudas de un golpe de Estado, “tanto por falta de demostración sustantiva y articulada de argumentos expuestos en el juicio político como por la ausencia de una posibilidad efectiva de defensa”. Doctor en Ciencias Sociales de la UBA e investigador del Instituto de Estudios de América latina y el Caribe dependiente de la misma universidad, Salas Oroño advierte que el caso paraguayo constituye un ejemplo de lo que denomina la implantación de una “ideología parlamentarista” como un fenómeno construido con el esfuerzo combinado de las elites conservadoras en cada país en alianza con los medios de comunicación, “que fuerzan una específica interpretación de la realidad en la que se desvaloriza la legitimidad de los poderes ejecutivos”. “De un lado se encuentran determinados Poderes Ejecutivos que, con mayor o menor determinación, se plantean como horizonte político desagregar los elementos tradicionales de las dialécticas neoliberales. Del otro, Parlamentos que funcionan como refugios institucionales para la reorganización política de las diferentes oposiciones. Lo que no pueden lograr de otra forma, los sectores opositores lo encuentran a través del Parlamento”, explica Salas Oroño. Tomando esta idea, para Salas Oroño el principal déficit del gobierno de Lugo debería ubicarse en el plano político: “En comparación con los otros gobiernos del mismo signo en el Cono Sur, que también tienen deudas sociales en su haber, Lugo no logró, ni siquiera, un cambio en los realineamientos de las identidades políticopartidarias. La debilidad de las fronteras políticas que trazó no sirvió ni para retener a sus propios aliados; a fin de cuentas, fue el Partido Liberal el que definió la suerte del Presidente”, concluye. En un sentido similar, el abogado y titular de la Dirección Nacional Electoral, Alejandro Tullio, cuestionó la actitud del Senado paraguayo y argumentó que en la Constitución “hay conceptos que no explicita porque su significado esta implícito”. Uno de esos significados implícitos es el de juicio, “que requiere de acusación circunstanciada en hechos, ejercicio sustancial –no formal– del derecho de defensa y, además, una sentencia fundada”. Para Tullio el Senado en los hechos no juzgó ni sentenció, sino decidió y votó la destitución “en un ejercicio autojustificativo donde el fundamento de la decisión es únicamente la facultad legal de tomarla”. Según Tullio, esta actitud se condice con “una especie impropia de revocatoria de mandato” por parte del Senado, la cual es impropia porque sólo puede revocar quien otorga el mandato que es el pueblo paraguayo. El debate no parece encontrar una conclusión común al final del análisis. La calificación como golpe de Estado depende, en gran medida, del énfasis que se les otorgue a las irregularidades reconocidas por los intelectuales en el proceso de destitución, encabezadas por la falta de un ejercicio real del derecho de defensa, la falta de rigor en la acusación realizada por la Cámara de Diputados y los plazos acelerados que sirvieron para evitar el impacto de la presión internacional.
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Este análisis va en sintonía con las palabras del secretario general de la OEA, el chileno José Miguel Insulza, quien afirmó en referencia al caso que “el estricto apego a la letra formal de la norma no significa necesariamente el apego a los principios”.
Los fundamentos del juicio que gatillaron la salida de Lugo
El contenido de la moción aprobada por la Cámara de Diputados y luego refrendada por el Senado le atribuyó al mandatario paraguayo cinco hechos graves que tienen su inicio en 2009.
por La Tercera y Agencias - 22/06/2012 - 17:31
© AFP
Los cinco hechos que detalla el texto acusatorio y que marcaron la caída de Fernando Lugo fueron:
Acto Político en el comando de ingeniería de las Fuerzas Armadas. "En el año 2009, con autorización del Presidente Lugo, se realizó una concentración política de jóvenes en el Comando de Ingeniería de las Fuerzas Armadas, el que fue financiado por instituciones del Estado, incluyendo a la Entidad Binacional Yacyreta. Fernando Lugo, reconoció que la Entidad Binacional Yacyretá financió el encuentro de jóvenes socialistas de la región, llevado a cabo en el Comando de Ingeniería de las Fuerzas Armadas".
Caso Ñacunday. "Fue el gobierno del Presidente Lugo el único responsable como instigador y facilitador de las recientes invasiones de tierras en la zona de Ñacunday. La falta de respuesta de las fuerzas policiales ante las invasiones de supuestos carperos y sin tierras a bienes del dominio privado, solo han sido parte de esa conducta cómplice".
Creciente inseguridad. "El Presidente Lugo ha sido absolutamente incapaz de desarrollar una política y programas que tiendan a disminuir la creciente inseguridad ciudadana. En estos 4 años de gobierno, a pesar de los importantes recursos financieros que le fueron proveídos por el Congreso Nacional para potenciar a la fuerza pública, los resultados han sido no sólo insatisfactorios sino también ha quedado por demás demostrado la falta de voluntad del Gobierno para combatir al Ejército del Pueblo Paraguayo, que se ha convertido, al amparo y con la complicidad del Gobierno, en el azote de los ciudadanos de los departamentos de Concepción y San Pedro".
Protocolo de Ushuaia II. "Este documento constituye un atentado contra la soberanía de la República del Paraguay y fue suscrito por el Presidente Fernando Lugo Méndez con el avieso propósito de obtener un supuesto respaldo en su descarada marcha contra la institucionalidad y el proceso democrático de la República. (...) A través de ese documento, los países vecinos podrían cortar el suministro de energía a la República del Paraguay. El documento (...) fue pergeñado por los presidentes de la región para protegerse unos a otros".
Caso matanza de Curuguaty. "Ha quedado demostrado con los hechos acaecidos en los Campos Morombi, Curuguaty, Departamento de Canindeyú, la patente inoperancia, negligencia, ineptitud e improvisación de este gobierno liderado por Presidente Fernando Lugo Méndez, que amerita la acusación de la Cámara de Diputados por mal desempeño de funciones ante la Cámara de Senadores. Fernando Lugo, hoy por hoy representa lo más nefasto para el pueblo paraguayo, que se encuentra llorando la pérdida de vidas inocentes debido a la criminal negligencia y desidia del actual Presidente de la Republica, quien desde que asumió la conducción del país, gobierna promoviendo el odio entre los paraguayos, la lucha violenta entre pobres y ricos, la justicia por mano propia y la violación del derecho de propiedad, atentando de ese modo permanentemente contra la Carta Magna, las instituciones republicanas y el Estado de Derecho".
“Fue una maniobra de la oligarquía sojera”
Sixto Pereira, de 53 años, fue socio fundador del Movimiento de la Teología de la Liberación del Paraguay y durante su adolescencia conoció la concentración de la tierra disfrazada de reforma agraria que repartió millones de hectáreas entre amigos, socios y familiares de la dictadura de Alfredo Stroessner y fue uno de los cuatro senadores que se opusieron desde el Parlamento a la destitución de Fernando Lugo.
Por:
H. C.
La semana pasada, dejó por unos días su precandidatura presidencial por el Partido Popular Tekojoja dentro del Frente Guasú y se transformó en uno de los principales negociadores parlamentarios del ahora ex mandatario.
–¿Por qué Fernando Lugo decidió aceptar la decisión del Congreso y no convocó a la defensa de su gobierno en las calles?
–Hay que entender el espíritu de pacificación y negociación de Lugo. Como dijo en su conferencia, esto es un teatro montado, pero se somete a la decisión. Hay que entender este escenario en un contexto mucho más amplio para no quedarse simplemente en la reacción del presidente. Acá hubo un golpe político –algunos dicen un asalto– organizado por quienes controlan las tierras de forma ilegal y que en gran medida fueron el elemento que sirvió de sostén de Stroessner. Durante la dictadura, a través del Instituto de la Reforma Agraria, se apropiaron de 12 millones de hectáreas. En Paraguay, es el más grande latifundio y además es ilegal.
–¿El golpe lo organizó la oligarquía terrateniente?
–La oligarquía terrateniente y sojera que no quiere pagar impuestos, que no quiere leyes ambientales, que no tributa y que a partir de sus partidos políticos conservadores oligárquicos como Patria Querida, el Partido Liberal y el Colorado pusieron en práctica una unidad de acción para derrocar a la democracia. También contaron con el apoyo de las empresas de medios de comunicación y una parte de los obispos.
–¿El gobierno sufrió su propia política de alianzas?
–No. Con el Partido Liberal, que es uno de los partidos de la derecha, teníamos acuerdos programáticos, reivindicaciones democráticas, como la soberanía energética, la soberanía alimentaria y el salario mínimo. Hemos coincidido. Pero ahora los liberales decidieron aliarse con los colorados para dar un golpe colorado y oligárquico.
–¿La atención hoy está en la región?
–La región ya se pronunció, la Unasur desconoció al supuesto presidente. Paradójicamente, mientras 40 parlamentarios apoyaron el golpe y derrocaban a un presidente legal y legítimo, en la plaza había más de 15 mil personas defendiéndolo y 12 cancilleres vinieron a respaldarlo.
-¿Qué escenario prevén hasta las elecciones de abril próximo?
–Estamos conformando un frente amplio popular y democrático y vamos a discutir un plan de lucha para desconocer al gobierno, además de demandas y juicios a nivel internacional. Vamos a capitalizar el desencanto de los afiliados pobres de los partidos de la derecha. <
La clave
MADUREZ
Fue un golpe atípico, porque generalmente hay resistencia en las calles. Pero esta vez, el pueblo movilizado entendió la situación. Esto no significa resignación. Se requiere madurez política para tomar esta decisión y para poder evaluar los pasos a seguir.
Cables de Wekeleaks sobre Argentina, extracto del libro de Santiago O’Donell, “Argenleaks”.
M Monsanto
A lo largo del gobierno de los Kirchner, importantes funcionarios
y congresistas de los Estados Unidos, además de
embajadores, presionaron sin demasiado éxito a la Casa
Rosada para que facilitara a la empresa Monsanto el cobro
de regalías por el uso de semillas transgénicas. Lo que empezó
como un duro enfrentamiento, con cargamentos de
harina de soja incautados en puertos europeos entre 2004
y 2005, se encaminó hacia una negociación sobre la nueva
generación de semillas, dejando atrás el intento de cobro
por parte de Monsanto, señala una serie de cables filtrados
por Wikileaks.
A mediados de los noventa, durante la presidencia de
Menem, Monsanto introdujo la semilla Roundup en la Argentina,
conocida por poseer un gen resistente al pesticida
glifosato. Pero la empresa no registró la patente, prefiriendo
cobrar regalías por medio de licencias. Los reclamos de
Monsanto no se hicieron públicos hasta las noticias de los
embargos en Europa pero, según funcionarios argentinos
citados en los cables, empezaron durante la presidencia de
Néstor Kirchner.
Monsanto dice que el 85% de la soja que se produce en la
Argentina se hace con su fórmula pero menos de un tercio
paga regalías porque los demás usan semillas argentinas que
vienen de esas plantas sin tributar por ello a Monsanto. Si bien el lobby oficial estadounidense a favor de Monsanto fue incensante, hasta los propios analistas de la embajada
reconocieron en los cables que el reclamo era dudoso:
"Los granjeros argentinos tienen derecho a replantar —no
a revender— semillas generadas en una cosecha sin pagar
regalías", dice un cable de marzo de 2006 firmado por el
entonces embajador Lino Gutiérrez.
La empresa reclamaba un pago de quince dólares por
tonelada, lo cual dejaría a muchos pequeños productores
en una situación difícil. En algunos países de Europa, Monsanto
había patentado su gen y le había hecho juicio a los
importadores europeos con la intención de cobrarles las
regalías, ya que allí tenía patentada su semilla transgénica.
Pero los juicios no tenían mucho sustento legal porque las
importaciones no eran de semillas. A medida que las causas
judiciales en Europa se fueron cayendo, y los embargos
cesaron, los reclamos estadounidenses perdieron fuerza.
Según los cables, la presión estadounidense se intensificó
a partir de 2006. Un despacho del 17 de enero de ese
año da cuenta de un encuentro entre el entonces embajador
Lino Gutiérrez y la entonces ministra de Economía, Felisa
Micheli.
El embajador mencionó el caso de la empresa de biotecnología
Monsanto al final de la reunión. Explicó que
Monsanto había intentado todas las medidas posibles
para atender su necesidad de obtener una regalía por su
semilla de soja GMO Roundup Ready. En la ausencia de
una solución doméstica, está progresando con acciones
legales en un número de países europeos que importaron
soja argentina. Miceli contestó que había hablado
con las cuatro asociaciones agrícolas más interesadas en
el tema. Esas asociaciones dijeron que Monsanto tenía
derecho a exigir una regalía. El problema era ponerse de
acuerdo en el precio. "Creo que podemos ponernos
de acuerdo", dijo ella.
Al mes siguiente llegó una delegación de congresistas estadounidenses
encabezada por el poderoso presidente del
comité de Finanzas, Charles Grassley, del estado cerealero
de Indiana. Su reunión con funcionarios argentinos no terminó
de la mejor manera porque el entonces secretario de
Comercio Exterior, Alfredo Chiaradía, y el entonces secretario
de Agricultura, Miguel Campos, defendieron la postura
argentina de no negociar bajo presión. Dice el cable:
La reunión terminó con una discusión sobre la disputa
con Monsanto por la regalías de las semillas de soja
modificadas genéticamente. [...] Chiaradía cuestionó la
intención verdadera detrás de los esfuerzos de Monsanto
por cobrar regalías [...] señalando que sólo se
había convertido en un tema cuando expiró la patente
del herbicida (glifosato) de Monsanto. Dijo que el gobierno
estaba listo para negociar tanto las regalías como
la segunda generación de semillas. Pero agregó que el
gobierno no lo haría con una pistola apuntándole, en
referencia a las acciones legales que tomó Mosanto en
Europa contra los cargamentos de soja argentina.
Grassley le contestó que el tema no era sólo de patentes,
o sea con una empresa, sino comercial, o sea que involucraba
al gobierno de los Estados Unidos.
El senador Grassley señaló que además de ser un tema
de patentes, la disputa con Monsanto era un tema comercial,
porque los granjeros estadounidenses que pagan
regalías están en desventaja con respecto a los cultivado!
es argentinos.
Campos se encargó de contestarle:
Le dijo al congresista que la Argentina y los Estados
Unidos siempre habían trabajado codo a codo en los temas
de biotecnología pero que la disputa con Monsanto
estaba amenazando el futuro de la agricultura argentina.
En junio de 2006 fue el congresista de Virginia, Bob
Goodlatte, quien presionó a favor de Monsanto en una
reunión con Chiaradía, dice otro cable:
Goodlatte sacó el tema de las regalías de la soja biotecnológica
de Monsanto, haciendo notar que la fuerza de
la economía estadounidense estaba atada a la capacidad
de innovar de empresas como Monsanto [...] Chiaradía
[...] argumentó que el caso estaba basado en un malentendido
sobre qué debe ser protegido mientras dijo que
Monsanto debería "capturar la recompensa" por el uso
de su producto; la idea se aplicaba a la semilla misma,
no a los productos derivados de la soja.
En noviembre de 2006 el embajador Gutiérrez insistió
sobre el tema con la ministra Miceli.
El embajador le pidió a Micheli que apoyara la última
propuesta de Monsanto para resolver sus disputas con
los productores argentinos [...] Miceli dijo que se había
reunido con Monsanto en el pasado y, aunque el gobierno
no puede aparecer como si tomara partido en lo
que es esencialmente una negociación entre Monsanto
y agricultures locales, apoyará una solución.
Al mes siguiente, Gutiérrez volvió a sacar el tema, esta
vez delante del ministro de Planificación, Julio De Vido.
La dureza de las palabras del embajador, que habla de "dos
soluciones posibles", marca en punto de máxima tensión
en el conflicto.
Entonces sugirió que había dos soluciones posibles. Una
se basaba en la recaudación de regalías de los exportadores
de granos, que sería más sencilla dado el número
relativamente bajo de exportadores, y la otra basada en
la colección de regalías de los productores de semillas.
De Vido le contestó que se pusiera en contacto con el
entonces el secretario de Agricultura, Diógenes de Urquiza,
quien a su vez dijo que el tema era muy complicado
porque había varias partes involucradas. Pero el secretario
agregó que estaba dispuesto a llevar adelante una discreta
negociación. Dice el cable:
De Urquiza se comprometió a sentarse con los accionistas
con el objetivo de reanudar las negociaciones. Enfatizó
que las reuniones deben tener un perfil muy bajo
si van a tener éxito.
En enero de 2007 el embajador volvió a insistir ante Miceli.
Ya no hablaba de apoyar "la propuesta de Monsanto" sino
una "señal informal" para facilitar una negociación.
El embajador dijo que Monsanto sentía que necesitaba
por lo menos una señal informal de aceptación del
gobierno de la Argentina para que los productores se
sumaran. Miceli respondió que Monsanto debería llevarle
una oferta preaprobada y que ella trabajaría para
apoyarla.
A la semana siguiente una delegación del Departamento
del Tesoro encabezada por el funcionario John Vernau
'actuó de portavoz del reclamo de Monsanto ante funcionarios
argentinos.
En septiembre de 2008 fue el turno de un miembro del
Gabinete de Barack Obama, el entonces secretario de Agricultura,
Charles Conner, quien sacó el tema ante De Urquiza
durante una visita a la Argentina, señala otro cable.
En abril de 2008 el embajador Earl Anthony Wayne
abordó el tema en una reunión con Alberto Fernández y la
presidenta Cristina Kirchner, delante del subsecretario para
América Latina, Tom Shannon. "Compañías como Monsanto
están muy interesadas en una nueva aproximación a
su trabajo en la Argentina", dijo Wayne.
En agosto de 2008 visitó la embajada el presidente de Monsanto
Argentina, Juan Ferreira, para agradecer los esfuerzos
diplomáticos a favor de su empresa. Por entonces las acciones
legales en Europa había perdido efectividad y habían pasado
más de dos años desde el último embargo. El empresario explicó
que la nueva estrategia de la empresa era negociar un
arreglo con el gobierno, los gobernadores y la Mesa de Enlace.
[Ferreira] explicó que Monsanto continúa con su estrategia
revisada de focalizarse en el futuro y asegurarse
protección legal para sus nuevas tecnologías que introducirá
en el futuro. [...] Monsanto no tuvo discusiones
de alto perfil con el gobierno por las regalías durante
el extendido paro agropecuario pero ha mantenido
contactos con organizaciones agrarias y gobernadores
provinciales para asegurarse de que los proveedores sean
pagados para instruir nuevas tecnologías para mejorar
la producción en la Argentina.
En diciembre de 2008 el encargado del lobby fue el representante
Colin Peterson, presidente de la comisión di-
Agricultura de la Cámara Baja de los Estados Unidos.
El representante Peterson le preguntó al secretario Urquiza
por temas de comercio, incluyendo el pago de
regalías por las semillas de soja usadas con tecnología
de Monsanto.
Sin embargo, el cable de agosto de ese año que el embajador
le había mandado a Peterson anticipando su visita
incluye una nota positiva, reflejo del cambio de tono de la
empresa ante la prolongada falta de resultados judiciales
en Europa.
El aspecto positivo es que hay señales de progreso en la
larga disputa entre el gobierno y Monsanto por el cobro
de regalías por las variedades de semillas de Monsanto.
Monsanto ahora está discutiendo con el gobierno la introducción
de nuevas variedades de semillas y el pago
por la tecnología, un cambio significativo con la anterior
política del gobierno de negarse a negociar sobre el tema.
En marzo de 2009 el embajador Wayne volvió a insistir,
esta vez ante el secretario de Agricultura, Carlos Cheppi, y
la ministra de Producción, Débora Giorgi. A esa altura de
la negociación estaba claro que, a pesar del intenso lobby
estadounidense, Monsanto no iba a cobrar las regalías que
pretendía. La negociación se había encaminado hacia los
llamados "productos de segunda generación" que la empresa
pretendía introducir en el país, prometiendo aumento
en los rendimientos de un 10% al 15%. En febrero del
año pasado Monsanto retiró una querella en Europa contra
importadores de harina de soja transgénica producida en la
Argentina. Dice el cable de 2009, el último de la serie:
El embajador señaló la importancia de solucionar la
Prolongada disputa entre el gobierno y Monsanto por el pago de regalías [...] Cheppi explicó que el gobierno
estaba trabajando en una nueva ley de semillas con
aportes de todas las partes involucradas para resolver
el problema pero que la disputa con el campo frenó el
movimiento. Dijo que ya hay un acuerdo general sobre
lo que se necesita hacer.
El auge del neogolpismo
Por Juan Gabriel Tokatlian | Para LA NACION
Paraguay acaba de ser testigo del auge del neogolpismo en América latina del inicio del siglo XXI. Usualmente el golpe de Estado tradicional se desplegaba de manera violenta por parte de las fuerzas armadas (apoyado por sectores sociales), con impulso o tolerancia externa (por ejemplo, de Washington), se dirigía a reorganizar las ramas de poder y apuntaba a fundar un orden alterno.
El "nuevo golpismo" es formalmente menos virulento, está liderado por civiles (con soporte implícito o complicidad explícita de los militares), mantiene una cierta apariencia institucional, no involucra necesariamente a una potencia (Estados Unidos) y pretende resolver, al menos de entrada, una impasse social o política potencialmente ruinosa.
La sucesión neogolpista reciente es reveladora: la remoción "legal" de Jamil Mahuad, en Ecuador, en 2000; el derrocamiento "institucional" de Hugo Chávez, en Venezuela, en 2002; la "salida" forzada de Jean-Bertrand Aristide, en Haití, en 2004; la sustitución "constitucional" de Zelaya, en Honduras, en 2009, y el " putch " policial contra Rafael Correa, en 2010.
La "destitución" de Fernando Lugo por mal desempeño en sus funciones se inserta en la dinámica de presuntos "golpes benévolos", en los que sus autores se vieron "compelidos" a "salvar" la democracia.
Los seis "golpes de Estado" de nuevo tipo obedecen a situaciones nacionales específicas, pero tienen puntos en común. Los golpistas esgrimen ideas idénticas para justificar su conducta antidemocrática: preocupante "vacío de poder", "tendencia autoritaria" del mandatario, crisis política "autoinfligida", ambición presidencial "desmedida", intención de "perpetuación" en el Ejecutivo.
En la mayoría de los casos, el papel del Congreso es decisivo y la letra constitucional se invoca para otorgarle legitimidad al descabezamiento de la presidencia. Así, en el ejemplo paraguayo, el poder legislativo siguió lo contemplado en el artículo 225 de la Constitución: la Cámara de Diputados acusa y el Senado juzga, con los dos tercios de votos respectivos. Sin embargo, no es posible que un juicio político se realice sin debido proceso, sin derecho a la defensa, sin base probatoria y sin debate público.
El desafío para la Argentina, el Mercosur, la Unasur y la Organización de los Estados Americanos (OEA) es afín, aunque no idéntico. El silencio de la OEA la acercará a su irrelevancia: fracasada la Cumbre de las Américas y fundada la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), la OEA es el único sitio donde Washington tendrá para mostrar el alcance real de su voz.
La señal política que emita la Unasur será crucial: o continúa, como ocurrió con otras crisis en el área, por un sendero de efectividad o se agrieta su unidad con todo lo que ello pueda implicar. El reto para el Mercosur es mayor: por primera vez en este siglo se ha manifestado el neogolpismo en el Cono Sur con todas las reverberaciones que ello podría tener. La Argentina tiene que elevar significativamente el perfil en el caso paraguayo: se necesita una diplomacia sofisticada y constructiva para evitar que el espectro del nuevo golpismo se asiente definitivamente en América del Sur.
Fernando Buen Abad Domínguez Filósofo. Extracto del libro “Elementos de la guerra mediatica”.
Prolegómenos
No hace mucho un hervidero de fuerzas emancipadoras nuevas florece en la realidad nuestra y latinoamericana. Es un florecimiento revolucionario capaz de madurar en sí la única salida perfecta a las miserias que soportamos. Es una lucha emancipadora cuya pasión encuentra caminos nuevos que extraerá su torrente de las luchas sociales más verdaderas. Son fuerzas emancipadoras que, a pesar de las decepciones y de los fracasos, nos animan a dar un salto definitorio desde el reino de la necesidad hacia el reino de la libertad. Esas fuerzas emancipadoras son la más audaz de nuestras prerrogativas… aire puro y orgullo de la acción directa que asciende y apresura encuentros. Fuerzas emancipadoras que hunden su proa en el horizonte, que no están fuera de nosotros, que poseen dirección y sentido, que van más allá, fuera de sí para hacerse permanentes porque no son un engendro de la euforia común.
Una de las expresiones más claras y a su vez compleja –por su novedad y potencia- es la multiplicación de modos y ―medios de comunicación‖ con comunicadores, nuevos o renovados, animados por un aliento, desigual y combinado, de tácticas y estrategias emancipadoras. Hoy se cuentan por miles (cosa inédita) los actores de la comunicación emancipadora. Son cuantitati-vamente una fuerza que hace una década no contaba con los números que hoy cuenta. Constitu-yen un fenómeno extraordinario y una palanca magnífica para impulsar –hombro con hombro- las luchas revolucionarias florecidas en los pueblos e impulsadas por ellos. Son una fuerza pro-misoria y concreta que constituye ya un peso específico y un camino que debe ser contemplado y atendido con gran cuidado y mucha responsabilidad. Si no estuviésemos cercados por espías al servicio de las oligarquías, sería fantástico contar con un padrón completo, público y com-prensivo, que listara todas las fuerzas comunicacionales emancipadoras. Medir nuestras fuerzas, las de las luchas democráticas, en su cantidad y en su calidad.
Pero no nos alcanza con la cantidad... ni nos alcanza con lo prometedor. El escenario la-tinoamericano de nuestros días se caracteriza, entre otras cosas, por ser un escenario de Guerra Mediática, con episodios de ―Terrorismo Mediático‖ sistemáticos y con el despliegue de una guerra simbólica propia de los intereses más deleznables en la llamada ―Guerra de Cuarta Gene-ración‖ financiada por los imperios. En este escenario, ser muchos no es suficiente. Nos falta la unidad, la organización y un programa de acción directa que podamos levantar, consensuada-mente, entre todas esas fuerzas nuevas.
Necesitamos unidad, organización y dirección revolucionarias. Necesitamos claridad y acuerdo para las formas y para los contenidos. No necesitamos uniformidad ni burocracias... ni sectas. Necesitamos tecnología avanzada, legislación democrática, educación de vanguardia... necesitamos emancipación de las conciencias, emancipación de las herramientas de producción y emancipación de las fuerzas expresivas mejores. Necesitamos, pues, un programa revolucio-nario para la emancipación comunicacional que es parte sustancial de la emancipación de la humanidad en todas sus expresiones. Nadie, por fortuna, puede dictar, un programa ―perfecto‖ (si eso existiese). Lo más cercano sólo puede ser obra de la revolución permanente y de un tra-bajo minucioso y colectivo que sume, en su dialéctica, las experiencias y las concepciones que las luchas imprimen a nuestra realidad. Pero necesitamos darnos los espacios, los tiempos y las bases. Esto aquí escrito es, por lo tanto, un intento de contribución. Nada más... nada menos.
Es imposible enfrentar la Guerra Mediática de manera aislada.
Es un error peligroso suponer que se puede combatir a los monopolios trasnacionales sólo de manera aislada, nacionalista, regionalista o sectaria. Es preciso un Foro continental con un Frente Único que, como ya sabemos, por sí solo no puede resolver la totalidad de los pro-blemas. La lucha es dura y asimétrica, se trata de una Guerra, la Guerra de Cuarta Generación... lo pertinente es llamarnos a la movilización unitaria y masiva, a las tareas científicas y al esme-ro creativo para dar sustancia y cuerpo a las fuerzas nuestras en contra de la alienación, la explo-tación y el saqueo, bien visibles en Honduras a estas horas, bien sensibles en el mundo a estas alturas.
El delito golpista contra toda voluntad democrática y a toda escala, que se cocina a dia-rio en todo el continente, se auspicia con discursos magnicidas y con tesis desestabilizadoras que atentan principalmente contra la acción democratizadora de los pueblos. Se hace uso de to-das las formas represivas para prolongar las patologías delincuenciales. Recurren al toque de queda, al cierre de medios de comunicación, a la criminalización y la persecución de los líderes democráticos... Recurren a lo que se les ocurre como necesario para salirse con la suya y com-placer a sus jefes. Estén donde estén.
Necesitamos una Foro Cumbre para ir hacia la libertad expresiva, plena y democrática, de las organizaciones sociales de base, de los trabajadores, de los campesinos... un Foro Cumbre con agenda propia para romper los bloqueos mediáticos y hacia un Proyecto Internacional de Políticas de Comunicación Emancipadora que ponga todos los recursos mejores al servicio del desarrollo socialista, desde abajo y no al servicio de los monopolios mediáticos. Unidos.
Necesitamos la unidad en una lucha revolucionaria para la transformación del mundo, ayudados por la Comunicación y sus episodios mejores. Cuba, Venezuela, Bolivia, Ecuador, Nicaragua, Argentina, Brasil... Honduras... todos hacia un encuentro resolutivo que enfrente, de una vez por todas, con las herramientas del internacionalismo revolucionario, un mal común, una tara que intoxica y degenera.
Este es un pendiente histórico que no admite soluciones burocráticas aisladas ni póci-mas sectarias. Necesitamos de un Foro Cumbre que impulse, organizadamente, todos los deba-tes necesarios, a estas horas, para combatir, sin eufemismos, las operaciones mass media bur-guesas que infestan con sus tufos alienantes cada rincón de la vida colectiva, de la conciencia individual y de las emociones todas. Contra las manías burguesas que infestan incluso a muchas "izquierdas".
Cumbre de las bases dispuestas a abrir espacios nuevos para la investigación científica de la comunicación en los años venideros, a la participación de todos y que se vuelva dinámica y creadora. Que se mueva por todas partes, que emprenda movilizaciones e intervenciones mundiales, que, de sur a norte, predique con ejemplos, su necesidad de aprendizajes y su nece-sidad de consolidación democrática y socialista. Una Cumbre desde abajo. Cumbre desde abajo para la unidad de las fuerzas emancipadoras de la comunicación emancipada.
La Guerra Mediática es un problema de “Seguridad Nacional”
La amenaza sistemática de los mass media capitalistas contra las luchas democráticas de los pueblos es un problema de seguridad nacional y es preciso comprenderlo a fondo. Por eso es urgente discutirlo internacionalmente, desde las esferas de las bases hasta las esferas de sus mandatados democráticos. Para eso es ideal una Cumbre en materia de Comunicación.
Los monopolios mediáticos de las oligarquías están involucrados en aventuras desesta-bilizadoras de todo tipo. Véase el sabotaje multimodal de la industria petrolera, de los recursos naturales, de las fuerzas productivas. Campañas brutales contra las instituciones democráticas y tácticas cotidianas de golpeteo, calumnia, siembra de sospechas, descalificación y terrorismo emocional de corte neofascista. Su idea de "información" basada, casi exclusivamente, en la exageración y el escándalo, tiene por objeto desinformar, confundir y descarrilar a las organiza-ciones y los movimientos revolucionarios.
Levantan sus voces mass media para imponer su necedad ideológica y se aprovechan de cualquier frase que sirva para manchar, en lo posible, el ascenso popular al socialismo… a eso llaman "comunicación" los mercenarios de la ofensiva burguesa. Esta forma de atentar contra el desarrollo de los pueblos democráticos obliga a no conceder un ápice de terreno a la contrarre-volución mediática que se dispone a destruir lo mejor que el pueblo ha construido y lo mejor de su desarrollo. No concederle privilegios, no concederle impunidad, no concederle margen para la traición. Sin concesiones.
Pero para cerrar el paso a las tareas alienantes y/o contrarrevolucionarias emprendidas por las oligarquías mass media no basta con cobrar conciencia ni con tener ―buena voluntad‖ o mucha, es necesario levantar un debate y juicio internacionalista, un movimiento de organiza-ciones sociales y trabajadores que deje ver que lo que ocurre compete a toso el del mundo y que, día a día, se torna en problema más agudo con secuelas más graves.
Es preciso un movimiento político internacionalista para ejercer un control directo y minucioso sobre el trabajo de todos los mass media, pero no un "control" sectario de burocracias o de cúpulas, sino un control directo de los trabajadores, los obreros y campesinos, los usuarios, los trabajadores mismos de las cadenas de comunicación…organizados con método internacio-nalista para construir un proyecto de comunicación socialista garantizado por la intervención técnica, teórica, creativa, lúdica, poética… de la mejor calidad posible, según el desarrollo que se adquiera, consensuada en las formas y en las ideas. No es suficiente cancelar las concesiones cuando hace falta una revolución socialista de la comunicación.
Urge una movilización dispuesta, entre mil cosas, a abrazar intensamente la lucha contra la alineación y la miseria intelectual. Ya se preparan en todo el mundo los ideólogos del capita-lismo mass media armados hasta los dientes para golpear desde todas partes a los pueblos que avanzan en su decisión de ser dueños de su destino. Ya se preparan los bombardeos de calum-nias y de todo tipo, las acusaciones y las granadas, las andanadas de saliva y la metralla. Recla-marán "liberad de expresión" para justificar su ―libertad‖ de agresión contra un pueblo en pie de lucha. Ya se anuncian los agoreros de la agresión contrarrevolucionaria no podemos quedarnos a la espera.
La Guerra Mediática nos ha domesticado hasta los “gustos”. ¿Por qué nos Gusta lo que nos Gusta?
Uno bien debería saber -con alguna claridad- por qué gusta de ciertas cosas, (para sí o para sus hijos por ejemplo), por qué uno disfruta ciertos espectáculos y ciertas ideas. Uno bien podría intentar respuestas a la hora de dilucidar por qué prefiere para su disfrute unas cosas si o aquellos no. Uno bien podría en materia de ―gustos‖, acaso no con todos, ejercer su capacidad de decisión y autocrítica. Y a veces eso no es sencillo cuando se trata de, por ejemplo, algún ti-po de producción televisiva que, sin permiso, se instala en nuestras vidas con el ―caballo de Troya‖ de lo ―simpático‖, lo ―tierno‖, lo ―entretenido‖ o lo ―divertido‖.
Se ha ―legalizado‖ una infinidad de sustancias, objetos e instituciones que, claramente o con dudas, dejan en el ―gusto‖, de manera directa o indirecta, secuelas tóxicas de géneros muy diversos. Aunque la ―moral pública‖ las santifique. Entran a la lista bebidas gasificadas o alco-holizadas, entran a la lista muchas obras fílmicas, partidos políticos, iglesias y familias enteras. El capitalismo mismo con su esencia -corrupta y destructora de la humanidad- es un mal social progresivo y mortal que a muchos les encanta. Eso no lo legitima aunque se lo legalice.
Uno bien podría hacer (hacerse) ―visibles‖ los motivos y los métodos de sus ―gustos‖, el objetivo, sus alcances y, desde luego, las fuerzas que promueven tales o cuales ―gustos‖. No sólo, claro, los ―gustos‖ personales. Cada quien decide, sólo que no puede decidir por los ―gus-tos‖ de otros ni de los niños aunque sean sus hijos. Hay, qué duda cabe, ―gustos‖ terribles ante los cuales uno corre el riesgo de hacerse cómplice inconsciente de los modelos ideológicos bur-gueses. Muchos ―gustos‖ sirven para tapar la realidad y por eso hay que ser capaces de interro-gar lo que se prefiere en materia de ―gustos‖. Es una tarea social que bien podría ser permanente y profunda para todos.
En materia de ―gustos‖ el colonialismo cultural es alarmante. No es infrecuente ignorar lo que consumimos en términos de ideologías. Aunque se vistan de inocencia muchos ―gustos‖ son discurso que requiere de cierto nivel de decodificación que nadie en su sano juicio puede exigir sin un método ordenador y emancipador. No es un problema ―moral‖, tampoco de sim-plemente de ―gustos‖. En un mundo bajo guerra mediática, donde el capitalismo negocia con su decadencia, reina un sentido del ―gusto‖ no pocas veces superficial, estúpido, individualista y consumista contagiado como una plaga al mundo entero. Eso abarca todos los ámbitos de las re-laciones humanas, de nociones sobre cómo entender y vivir la sexualidad, la política, la familia, la moda y, por cierto, la religión.
Padecemos un estereotipo burgués hegemónico en materia de ―gustos‖ que además de sus virtudes mercantiles y su capacidad de seducción, son apología de la decadencia y del some-timiento desde casa. ―Gustos‖ de la mansedumbre que, en lugar de transformar al mundo capita-lista propone una auto-satisfacción tan estéril como peligrosa para permitir que un grupo de manías en plena guerra mediática ganen mucho dinero. Situación grotesca para que la mediocri-dad se legitime como identidad de la clase explotada. Y los tenemos en casa. ¿Ya nos dimos cuenta?
Es indispensable aprender a escribir, con nuestros medios de Comunicación, la Historia de nuestras luchas emancipadoras. Diseñar tácticas y estrategias narrativas para la revolución. Impulsar talleres de creatividad comunicacio-nal forma-contenido y la democratización de los lenguajes nuevos, las herra-mientas y las agendas de trabajo, democratización de las ideas y de los imagi-narios transformadores... democratización de la creatividad y del futuro.
A estas horas la palabra libre debe abrirse para que las gargantas canten tempestades de insurrección bien pensada. Palabra primero ética que estética, ciencia, técnica, artesanía, ancha e irreductible, un arma, una forma superior de lucha con sus imágenes... un álgebra profunda. Un producto de cierto trabajo no alienado purificado y purificante... una alquimia del ser liberado. Palabra que no es mejor o peor que otras, que no es beneficiaria de iluminaciones o privilegios de especie o clase. Palabra de exteriorización humana donde las formas vibran emocionalmente electrizadas. Palabra capaz de transformar la vida... cambiar al mundo.
Palabra militante de la libertad e investigadora fantástica de la Imagen, rebelde en la práctica. Palabra que habrá de valerse de cuantos medios tenga al alcance para movilizar todos los ejércitos emocionales hacia el triunfo final de la humanidad en contra de todas las opresio-nes. Palabra transformadora que expanda e inaugure visiones y conciencia de una humanidad sin clases, sin estado, sin propiedad privada.
Palabra magnética que encienda todas las máquinas amorosas para la resolución de los problemas en la vida práctica armada también con poesía para liberar a la humanidad de todo aquello que la aprisiona en los límites de sus necesidades más elementales. Palabra que gozará la vida en todos los poros como una música contraria a la estupidez y la gratuidad. Y si logra-mos algunas imágenes bellas esas serán las de la Revolución (no las de una secta, no las de una imposición dogmática, no las de una burocracia) Será precisamente poesía donde toma parte otra especie de música intelectual desde el fondo del corazón. Palabra contra el culto de la vani-dad salivosa. Contra todo engendro vomitado a destajo en trances de prostitución o cursilería negociables. Palabra contra la palabrería santificada entre genitales insatisfechos con calenturas patrioteras. Contra los retruécanos eyaculatorios de caballeros o niñas sensibleros, se llamen como se llamen, publiquen lo que publiquen, se premien como se premien.
Es decir, palabra necesaria, arma-herramienta de lucha capaz de iluminar con sus fulgo-res las zonas más intrincadas del la vida, de los universos interiores y exteriores, luz multi di-reccional, luz centrífuga y centrípeta hacedora de formas nuevas, venidas de la materia, del tiempo y el movimiento en la producción emocional de todos, la magnificencia misma de la humanidad estremecida con poesía. Palabra con luz de metralla escalofriante, luz de repetición y turbulencia que agita corazones y espasmos. Belleza convulsiva. Palabra magnética que atrae magnificencias al terreno de los hechos. Palabra lumínica que transforme al mundo... que trans-forme la vida. Sabemos que hay riesgos como nunca en las circunstancias presentes. Es imposi-ble revitalizar el mundo en que vivimos, es inútil aferrarse a él, es preciso atreverse a cambiarlo desde sus logros mejores. Y eso tiene costos que son hoy por hoy ineludibles. Una vez que hayamos asumido un estado de visión semejante ya no será posible, como antes, confundir la mentira con la verdad.
Es decir, palabra necesaria, arma-herramienta de lucha capaz de iluminar con sus fulgo-res las zonas más intrincadas del la vida, de los universos interiores y exteriores, luz multi di-reccional, luz centrífuga y centrípeta hacedora de formas nuevas, venidas de la materia, del tiempo y el movimiento en la producción emocional de todos, la magnificencia misma de la humanidad estremecida con poesía. Palabra con luz de metralla escalofriante, luz de repetición y turbulencia que agita corazones y espasmos. Belleza convulsiva. Palabra magnética que atrae magnificencias al terreno de los hechos. Palabra lumínica que transforme al mundo... que trans-forme la vida. Sabemos que hay riesgos como nunca en las circunstancias presentes. Es imposi-ble revitalizar el mundo en que vivimos, es inútil aferrarse a él, es preciso atreverse a cambiarlo desde sus logros mejores. Y eso tiene costos que son hoy por hoy ineludibles. Una vez que hayamos asumido un estado de visión semejante ya no será posible, como antes, confundir la mentira con la verdad.
La Unidad como compromiso histórico
Nuestra Geopolítica hoy, la que nace de las luchas de los pueblos, pide (entre miles de aportes) la unidad continental de las fuerzas comunicacionales. Pide la unidad de todas nuestras diversidades en un Frente Único de luchadores para dar y ganar la Batalla de las Ideas y la Re-volución de la Conciencia. Es necesario reunir la mayor cantidad de fuerzas que nos sea posible para diagnosticar, exhibir y combatir el modo de producción comunicacional burgués. Hay que impulsar una contraofensiva mundial de Comunicación no alineada y no alienada.
Hoy la libertad y la democracia deben ser obra colectiva concreta, nunca abstracta. En sociedades divididas en clases, sólo hay libertad para que las clases explotadoras exploten al pueblo trabajador, no hay libertad para que los oprimidos expresen su lucha contra la explota-ción... hay democracia para la burguesía y no para el proletariado. Hoy la tarea primera sigue siendo contribuir, sin dogmas, con la organización revolucionaria. No hay puerta de salida sin la revolución y sin su Comunicación. La unidad producirá grietas al fondo del infortunio, del tiempo y de nosotros mismos… por ahí se filtrará el viento de la revolución. Desorganizados somos como un barco que se hunde y apaga sus luces en las aguas de la impotencia, mientras, los perros burócratas ladran a las horas que se nos mueren. Coincidamos en unirnos con lugar para disentir y construir. Unidad que no nos diluya, que no nos corporativice. Unidad para no dejar de ser lo que pensamos y somos y para dejar de serlo sólo si lo deseamos y acordamos. Unidad para ganar, no para que nos ganen. Unidad para acompañar la revolución obrera y cam-pesina, no para ilustrarla ni usufructuarla. Unidad confiable porque es posible, para lo inmediato y lo mediato. Para lo de hoy y lo de siempre. Por lo legal y por lo legítimo. Por la esperanza y por la panza. Por la dignidad y por la espontaneidad. Por el humor y por el amor. Por el salario y por el ideario.
La Unidad a estas horas es la más audaz de nuestras prerrogativas… Unidad que no está fuera de nosotros, unidad que busca dirección revolucionaria. Nadie (casi nadie) está contento con el mundo que el capitalismo nos hereda. Un poderío crítico recorre los debates y las denun-cias. Nada se salva. Es un potencial de pensamiento que requiere de unidad y dirección revolu-cionaria, que no puede quedarse quieto. En cada lucha social se expresa la necesidad de clarifi-car términos y problemas. Reina un espíritu rebelde y anti-imperialista que se sobrepone y, casi sin dificultad, deja ver que sólo la unidad de los pueblos, conscientes de su realidad de clase, lo-grará contribuir a derrotar todo el infiero que el capitalismo nos impone impunemente.
La unidad de las diversidades con enfoques matizados y contradictorios, debe hacerse escuchar con su poderío inspirador y necesario del que es imposible desentenderse si uno desea saber con qué fuerzas concretas cuenta la clase trabajadora para ayudarse en su emancipación. No hay exageraciones. Unidad no significa uniformidad, se exige a toda hora tomar en cuenta las diferencias y la importancia de que este mundo las reconozca y respete a toda costa. Se re-pudian los sectarismos y se repudian los burocratismos. La idea de unirse, de evaluar diferencias y encontrar coincidencias, pesa a cada momento.
lunes, 7 de junio de 2010
MARIANO MORENO Y "LA GAZETA DE BUENOS AIRES"
El Día del Periodista fue establecido en 1938 por el Primer Congreso Nacional de Periodistas celebrado en Córdoba, en recuerdo del primer medio de prensa con ideas patrióticas. El 7 de junio de 1810 Mariano Moreno fundó la "Gazeta de Buenos Ayres", primer periódico de la etapa independentista argentina. La Primera Junta indicó por decreto su fundación por ser necesario anunciar al público los actos oficiales y las noticias exteriores y locales. Sus primeros redactores fueron Mariano Moreno, Manuel Belgrano y Juan José Castelli.a verdad, como la virtud, tienen en sí mismas su más incontestable apología.A fuerza de discutirlas y ventilarlas, aparecen en todo su esplendor y brillo, en cambio, si se oponen restricciones al discurso, vegetará el espíritu como la materia y el error, la mentira, la preocupación, el fanatismo y el embrutecimiento, harán la divisa de los pueblos, y causarán para siempre su abatimiento, su ruina y su miseria"...( Mariano Moreno, fundador de "La Gazeta de Buenos Ayres" el primer periódico de Argentina en el camino a su Independencia)
7 de Junio: Día del Periodista: Carta Abierta de un escritor a la Junta Militar
CARTA ABIERTA DE RODOLFO WALSH A LA JUNTA MILITAR
1. La censura de prensa, la persecución a intelectuales, el allanamiento de mi casa en el Tigre, el asesinato de amigos queridos y la pérdida de una hija que murió combatiéndolos, son algunos de los hechos que me obligan a esta forma de expresión clandestina después de haber opinado libremente como escritor y periodista durante casi treinta años. El primer aniversario de esta Junta Militar ha motivado un balance de la acción de gobierno en documentos y discursos oficiales, donde lo que ustedes llaman aciertos son errores, los que reconocen como errores son crímenes y lo que omiten son calamidades. El 24 de marzo de 1976 derrocaron ustedes a un gobierno del que formaban parte, a cuyo desprestigio contribuyeron como ejecutores de su política represiva, y cuyo término estaba señalado por elecciones convocadas para nueve meses más tarde. En esa perspectiva lo que ustedes liquidaron no fue el mandato transitorio de Isabel Martínez sino la posibilidad de un proceso democrático donde el pueblo remediara males que ustedes continuaron y agravaron. Ilegítimo en su origen, el gobierno que ustedes ejercen pudo legitimarse en los hechos recuperando el programa en que coincidieron en las elecciones de 1973 el ochenta por ciento de los argentinos y que sigue en pie como expresión objetiva de la voluntad del pueblo, único significado posible de ese "ser nacional" que ustedes invocan tan a menudo. Invirtiendo ese camino han restaurado ustedes la corriente de ideas e intereses de minorías derrotadas que traban el desarrollo de las fuerzas productivtas, explotan al pueblo y disgregan la Nación. Una política semejante sólo puede imponerse transitoriamente prohibiendo los partidos, interviniendo los sindicatos, amordazando la prensa e implantando el terror más profundo que ha conocido la sociedad argentina.
2. Quince mil desaparecidos, diez mil presos, cuatro mil muertos, decenas de miles de desterrados son la cifra desnuda de ese terror. Colmadas las cárceles ordinarias, crearon ustedes en las principales guarniciones del país virtuales campos de concentración donde no entra ningún juez, abogado, periodista, observador internacional. El secreto militar de los procedimientos, invocado como necesidad de la investigación, convierte a la mayoría de las detenciones en secuestros que permiten la tortura sin límite y el fusilamiento sin juicio.1 Más de siete mil recursos de hábeas corpus han sido contestados negativamente este último año. En otros miles de casos de desaparición el recurso ni siquiera se ha presentado porque se conoce de antemano su inutilidad o porque no se encuentra abogado que ose presentarlo después que los cincuenta o sesenta que lo hacían fueron a su turno secuestrados. De este modo han despojado ustedes a la tortura de su límite en el tiempo. Como el detenido no existe, no hay posibilidad de presentarlo al juez en diez días según manda un ley que fue respetada aún en las cumbres represivas de anteriores dictaduras. La falta de límite en el tiempo ha sido complementada con la falta de límite en los métodos, retrocediendo a épocas en que se operó directamente sobre las articulaciones y las vísceras de las víctimas, ahora con auxiliares quirúrgicos y farmacológicos de que no dispusieron los antiguos verdugos. El potro, el torno, el despellejamiento en vida, la sierra de los inquisidores medievales reaparecen en los testimonios junto con la picana y el "submarino", el soplete de las actualizaciones contemporáneas.2 Mediante sucesivas concesiones al supuesto de que el fin de exterminar a la guerilla justifica todos los medios que usan, han llegado ustedes a la tortura absoluta, intemporal, metafísica en la medida que el fin original de obtener información se extravía en las mentes perturbadas que la administran para ceder al impulso de machacar la sustancia humana hasta quebrarla y hacerle perder la dignidad que perdió el verdugo, que ustedes mismos han perdido.
3. La negativa de esa Junta a publicar los nombres de los prisioneros es asimismo la cobertura de una sistemática ejecución de rehenes en lugares descampados y horas de la madrugada con el pretexto de fraguados combates e imaginarias tentativas de fuga. Extremistas que panfletean el campo, pintan acequias o se amontonan de a diez en vehículos que se incendian son los estereotipos de un libreto que no está hecho para ser creído sino para burlar la reacción internacional ante ejecuciones en regla mientras en lo interno se subraya el carácter de represalias desatadas en los mismos lugares y en fecha inmediata a las acciones guerrilleras. Setenta fusilados tras la bomba en Seguridad Federal, 55 en respuesta a la voladura del Departamento de Policía de La Plata, 30 por el atentado en el Ministerio de Defensa, 40 en la Masacre del Año Nuevo que siguió a la muerte del coronel Castellanos, 19 tras la explosión que destruyó la comisaría de Ciudadela forman parte de 1.200 ejecuciones en 300 supuestos combates donde el oponente no tuvo heridos y las fuerzas a su mando no tuvieron muertos. Depositarios de una culpa colectiva abolida en las normas civilizadas de justicia,incapaces de influir en la política que dicta los hechos por los cuales son represaliados, muchos de esos rehenes son delegados sindicales, intelectuales, familiares de guerrilleros, opositores no armados, simples sospechosos a los que se mata para equilibrar la balanza de las bajas según la doctrina extranjera de "cuenta-cadáveres" que usaron los SS en los países ocupados y los invasores en Vietnam. El remate de guerrilleros heridos o capturados en combates reales es asimismo una evidencia que surge de los comunicados militares que en un año atribuyeron a la guerrilla 600 muertos y sólo 10 ó 15 heridos, proporción desconocida en los más encarnizados conflictos. Esta impresión es confirmada por un muestreo periodístico de circulación clandestina que revela que entre el 18 de diciembre de 1976 y el 3 de febrero de 1977, en 40 acciones reales, las fuerzas legales tuvieron 23 muertos y 40 heridos, y la guerrilla 63 muertos.3 Más de cien procesados han sido igualmente abatidos en tentativas de fuga cuyo relato oficial tampoco está destinado a que alguien lo crea sino a prevenir a la guerrilla y Ios partidos de que aún los presos reconocidos son la reserva estratégica de las represalias de que disponen los Comandantes de Cuerpo según la marcha de los combates, la conveniencia didáctica o el humor del momento. Así ha ganado sus laureles el general Benjamín Menéndez, jefe del Tercer Cuerpo de Ejército, antes del 24 de marzo con el asesinato de Marcos Osatinsky, detenido en Córdoba, después con la muerte de Hugo Vaca Narvaja y otros cincuenta prisioneros en variadas aplicaciones de la ley de fuga ejecutadas sin piedad y narradas sin pudor.4 El asesinato de Dardo Cabo, detenido en abril de 1975, fusilado el 6 de enero de 1977 con otros siete prisioneros en jurisdicción del Primer Cuerpo de Ejército que manda el general Suárez Masson, revela que estos episodios no son desbordes de algunos centuriones alucinados sino la política misma que ustedes planifican en sus estados mayores, discuten en sus reuniones de gabinete, imponen como comandantes en jefe de las 3 Armas y aprueban como miembros de la Junta de Gobierno.
4. Entre mil quinientas y tres mil personas han sido masacradas en secreto después que ustedes prohibieron informar sobre hallazgos de cadáveres que en algunos casos han trascendido, sin embargo, por afectar a otros países, por su magnitud genocida o por el espanto provocado entre sus propias fuerzas.5 Veinticinco cuerpos mutilados afloraron entre marzo y octubre de 1976 en las costas uruguayas, pequeña parte quizás del cargamento de torturados hasta la muerte en la Escuela de Mecánica de la Armada, fondeados en el Río de la Plata por buques de esa fuerza, incluyendo el chico de 15 años, Floreal Avellaneda, atado de pies y manos, "con lastimaduras en la región anal y fracturas visibles" según su autopsia. Un verdadero cementerio lacustre descubrió en agosto de 1976 un vecino que buceaba en el Lago San Roque de Córdoba, acudió a la comisaría donde no le recibieron la denuncia y escribió a los diarios que no la publicaron.6 Treinta y cuatro cadáveres en Buenos Aires entre el 3 y el 9 de abril de 1976, ocho en San Telmo el 4 de julio, diez en el Río Luján el 9 de octubre, sirven de marco a las masacres del 20 de agosto que apilaron 30 muertos a 15 kilómetros de Campo de Mayo y 17 en Lomas de Zamora. En esos enunciados se agota la ficción de bandas de derecha, presuntas herederas de las 3 A de López Rega, capaces dc atravesar la mayor guarnición del país en camiones militares, de alfombrar de muertos el Río de la Plata o de arrojar prisioneros al mar desde los transportes de la Primera Brigada Aérea 7, sin que se enteren el general Videla, el almirante Massera o el brigadier Agosti. Las 3 A son hoy las 3 Armas, y la Junta que ustedes presiden no es el fiel de la balanza entre "violencias de distintos signos" ni el árbitro justo entre "dos terrorismos", sino la fuente misma del terror que ha perdido el rumbo y sólo puede balbucear el discurso de la muerte.8 La misma continuidad histórica liga el asesinato del general Carlos Prats, durante el anterior gobierno, con el secuestro y muerte del general Juan José Torres, Zelmar Michelini, Héctor Gutiérrez Ruíz y decenas de asilados en quienes se ha querido asesinar la posibilidad de procesos democráticos en Chile, Boliva y Uruguay.9 La segura participación en esos crímenes del Departamento de Asuntos Extranjeros de la Policía Federal, conducido por oficiales becados de la CIA a través de la AID, como los comisarios Juan Gattei y Antonio Gettor, sometidos ellos mismos a la autoridad de Mr. Gardener Hathaway, Station Chief de la CIA en Argentina, es semillero de futuras revelaciones como las que hoy sacuden a la comunidad internacional que no han de agotarse siquiera cuando se esclarezcan el papel de esa agencia y de altos jefes del Ejército, encabezados por el general Menéndez, en la creación de la Logia Libertadores de América, que reemplazó a las 3 A hasta que su papel global fue asumido por esa Junta en nombre de las 3 Armas. Este cuadro de exterminio no excluye siquiera el arreglo personal de cuentas como el asesinato del capitán Horacio Gándara, quien desde hace una década investigaba los negociados de altos jefes de la Marina, o del periodista de "Prensa Libre" Horacio Novillo apuñalado y calcinado, después que ese diario denunció las conexiones del ministro Martínez de Hoz con monopolios internacionales. A la luz de estos episodios cobra su significado final la definición de la guerra pronunciada por uno de sus jefes: "La lucha que libramos no reconoce límites morales ni naturales, se realiza más allá del bien y del mal".10
5. Estos hechos, que sacuden la conciencia del mundo civilizado, no son sin embargo los que mayores sufrimientos han traído al pueblo argentino ni las peores violaciones de los derechos humanos en que ustedes incurren. En la política económica de ese gobierno debe buscarse no sólo la explicación de sus crímenes sino una atrocidad mayor que castiga a millones de seres humanos con la miseria planificada. En un año han reducido ustedes el salario real de los trabajadores al 40%, disminuido su participación en el ingreso nacional al 30%, elevado de 6 a 18 horas la jornada de labor que necesita un obrero para pagar la canasta familiar11, resucitando así formas de trabajo forzado que no persisten ni en los últimos reductos coloniales. Congelando salarios a culatazos mientras los precios suben en las puntas de las bayonetas, aboliendo toda forma de reclamación colectiva, prohibiendo asambleas y comisioncs internas, alargando horarios, elevando la desocupación al récord del 9%12 prometiendo aumentarla con 300.000 nuevos despidos, han retrotraído las relaciones de producción a los comienzos de la era industrial, y cuando los trabajadores han querido protestar los han calificados de subversivos, secuestrando cuerpos enteros de delegados que en algunos casos aparecieron muertos, y en otros no aparecieron.13 Los resultados de esa política han sido fulminantes. En este primer año de gobierno el consumo de alimentos ha disminuido el 40%, el de ropa más del 50%, el de medicinas ha desaparecido prácticamente en las capas populares. Ya hay zonas del Gran Buenos Aires donde la mortalidad infantil supera el 30%, cifra que nos iguala con Rhodesia, Dahomey o las Guayanas; enfermedades como la diarrea estival, las parasitosis y hasta la rabia en que las cifras trepan hacia marcas mundiales o las superan. Como si esas fueran metas deseadas y buscadas, han reducido ustedes el presupuesto de la salud pública a menos de un tercio de los gastos militares, suprimiendo hasta los hospitales gratuitos mientras centenares de médicos, profesionales y técnicos se suman al éxodo provocado por el terror, los bajos sueldos o la "racionalización". Basta andar unas horas por el Gran Buenos Aires para comprobar la rapidez con que semejante política la convirtió en una villa miseria de diez millones de habitantes. Ciudades a media luz, barrios enteros sin agua porque las industrias monopólicas saquean las napas subtérráneas, millares de cuadras convertidas en un solo bache porque ustedes sólo pavimentan los barrios militares y adornan la Plaza de Mayo , el río más grande del mundo contaminado en todas sus playas porque los socios del ministro Martínez de Hoz arrojan en él sus residuos industriales, y la única medida de gobierno que ustedes han tomado es prohibir a la gente que se bañe. Tampoco en las metas abstractas de la economía, a las que suelen llamar "el país", han sido ustedes más afortutunados. Un descenso del producto bruto que orilla el 3%, una deuda exterior que alcanza a 600 dólares por habitante, una inflación anual del 400%, un aumento del circulante que en solo una semana de diciembre llegó al 9%, una baja del 13% en la inversión externa constituyen también marcas mundiales, raro fruto de la fría deliberación y la cruda inepcia. Mientras todas las funciones creadoras y protectoras del Estado se atrofian hasta disolverse en la pura anemia, una sola crece y se vuelve autónoma. Mil ochocientos millones de dólares que equivalen a la mitad de las exportaciones argentinas presupuestados para Seguridad y Defensa en 1977, cuatro mil nuevas plazas de agentes en la Policía Federal, doce mil en la provincia de Buenos Aires con sueldos que duplican el de un obrero industrial y triplican el de un director de escuela, mientras en secreto se elevan los propios sueldos militares a partir de febrero en un 120%, prueban que no hay congelación ni desocupación en el reino de la tortura y de la muerte, único campo de la actividad argentina donde el producto crece y donde la cotización por guerrillero abatido sube más rápido que el dólar.6. Dictada por el Fondo Monetario Internacional según una receta que se aplica indistintamente al Zaire o a Chile, a Uruguay o Indonesia, la política económica de esa Junta sólo reconoce como beneficiarios a la vieja oligarquía ganadera, la nueva oligarquía especuladora y un grupo selecto de monopolios internacionales encabezados por la ITT, la Esso, las automotrices, la U.S.Steel, la Siemens, al que están ligados personalmente el ministro Martínez de Hoz y todos los miembros de su gabinete. Un aumento del 722% en los precios de la producción animal en 1976 define la magnitud de la restauración oligárquica emprendida por Martínez de Hoz en consonancia con el credo de la Sociedad Rural expuesto por su presidente Celedonio Pereda: "Llena de asombro que ciertos grupos pequeños pero activos sigan insistiendo en que los alimentos deben ser baratos".14 El espectáculo de una Bolsa de Comercio donde en una semana ha sido posible para algunos ganar sin trabajar el cien y el doscientos por ciento, donde hay empresas que de la noche a la mañana duplicaron su capital sin producir más que antes, la rueda loca de la especulación en dólares, letras, valores ajustables, la usura simple que ya calcula el interés por hora, son hechos bien curiosos bajo un gobierno que venía a acabar con el "festín de los corruptos". Desnacionalizando bancos se ponen el ahorro y el crédito nacional en manos de la banca extranjera, indemnizando a la ITT y a la Siemens se premia a empresas que estafaron al Estado, devolviendo las bocas de expendio se aumentan las ganancias de la Shell y la Esso, rebajando los aranceles aduaneros se crean empleos en Hong Kong o Singapur y desocupación en la Argentina. Frente al conjunto de esos hechos cabe preguntarse quiénes son los apátridas de los comunicados oficiales, dónde están los mercenarios al servicio de intereses foráneos, cuál es la ideologia que amenaza al ser nacional.
Si una propaganda abrumadora, reflejo deforme de hechos malvados no pretendiera que esa Junta procura la paz, que el general Videla defiende los derechos humanos o que el almirante Massera ama la vida, aún cabría pedir a los señores Comandantes en Jefe de las 3 Armas que meditaran sobre el abismo al que conducen al país tras la ilusión de ganar una guerra que, aún si mataran al último guerrillero, no haría más que empezar bajo nuevas formas, porque las causas que hace más de veinte años mueven la resistencia del pueblo argentino no estarán dcsaparecidas sino agravadas por el recuerdo del estrago causado y la revelación de las atrocidades cometidas.
Estas son las reflexiones que en el primer aniversario de su infausto gobierno he querido hacer llegar a los miembros de esa Junta, sin esperanza de ser escuchado, con la certeza de ser perseguido, pero fiel al compromiso que asumí hace mucho tiempo de dar testimonio en momentos difíciles.
Rodolfo Walsh. - C.I. 2845022 Buenos Aires, 24 de marzo de 1977.
1 Desde enero de 1977 la Junta empezó a publicar nóminas incompletas de nuevos detenidos y de "liberados" que en su mayoría no son tales sino procesados que dejan de estar a su disposición pero siguen presos. Los nombres de millares de prisioneros son aún secreto militar y las condiciones para su tortura y posterior fusilamiento permanecen intactas.
2 El dirigente peronista Jorge Lizaso fue despellejado en vida, el ex diputado radical Mario Amaya muerto a palos, el ex diputado Muñiz Barreto desnucado de un golpe. Testimonio de una sobreviviente: "Picana en Ios brazos, las manos, los muslos, cerca de Ia boca cada vez que lloraba o rezaba... Cada veinte minutos abrían la puerta y me decían que me iban hacer fiambre con la máquina de sierra que se escuchaba".
3 "Cadena Informativa", mensaje Nro. 4, febrero de 1977.
4 Una versión exacta aparece en esta carta de los presos en la Cárcel de Encausados al obispo de Córdoba, monseñor Primatesta: "El 17 de mayo son retirados con el engaño de ir a la enfermería seis compañeros que luego son fusilados. Se trata de Miguel Angel Mosse, José Svagusa, Diana Fidelman, Luis Verón, Ricardo Yung y Eduardo Hernández, de cuya muerte en un intento de fuga informó el Tercer Cuerpo de Ejército. El 29 de mayo son retirados José Pucheta y Carlos Sgadurra. Este úItimo había sido castigado al punto de que no se podía mantener en pie sufriendo varias fracturas de miembros. Luego aparecen también fusilados en un intento de fuga".
5 En los primeros 15 días de gobierno militar aparecieron 63 cadáveres, según los diarios. Una proyección anual da la cifra de 1500. La presunción de que puede ascender al doble se funda en que desde enero de 1976 la información periodística era incompleta y en el aumento global de la represión después del golpe. Una estimación global verosímil de las muertes producidas por la Junta es la siguiente. Muertos en combate: 600. Fusilados: 1.300. Ejecutados en secreto: 2.000. Varios. 100. Total: 4.000.
6 Carta de Isaías Zanotti, difundida por ANCLA, Agencia Clandestina de Noticias.
7 "Programa" dirigido entre julio y diciembre de 1976 por el brigadier Mariani, jefe de la Primera Brigada Aérea del Palomar. Se usaron transportes Fokker F-27.
8 El canciller vicealmirante Guzzeti en reportaje publicado por "La Opinión" el 3-10-76 admitió que "el terrorismo de derecha no es tal" sino "un anticuerpo".
9 El general Prats, último ministro de Ejército del presidente Allende, muerto por una bomba en setiembre de 1974. Los ex parlamentarios uruguayos Michelini y Gutiérrez Ruiz aparecieron acribillados el 2-5-76. El cadáver del general Torres, ex presidente de Bolivia, apareció el 2-6-76, después que el ministro del Interior y ex jefe de Policía de Isabel Martínez, general Harguindeguy, lo acusó de "simular" su secuestro.
10 Teniente Coronel Hugo Ildebrando Pascarelli según "La Razón" del 12-6-76. Jefe del Grupo I de Artillería de Ciudadela. Pascarelli es el presunto responsable de 33 fusilamientos entre el 5 de enero y el 3 de febrero de 1977.
11 Unión de Bancos Suizos, dato correspondiente a junio de 1976. Después la situación se agravó aún más.
12 Diario "Clarín".
13 Entre los dirigentes nacionales secuestrados se cuentan Mario Aguirre de ATE, Jorge Di Pasquale de Farmacia, Oscar Smith de Luz y Fuerza. Los secuestros y asesinatos de delegados han sido particularmente graves en metalúrgicos y navales.
14 Prensa Libre, 16-12-76.
jueves, 19 de noviembre de 2009
“El Cordobazo”
Ver el video en el sitio del Canal Encuentro en: http://www.encuentro.gov.ar/content.aspx?id=1236
- Presentación -
Es la mañana del 29 de mayo de 1969. En la ciudad de Córdoba, numerosas columnas de trabajadores parten de las principales fábricas para marchar contra las políticas de represión y ajuste económico impuestas por la dictadura militar de Juan Carlos Onganía.
La protesta obrera también es acompañada por cientos de estudiantes universitarios, que se congregan en el Barrio Clínicas a la espera de las columnas trabajadoras.
Mientras obreros y estudiantes ganan las calles de la ciudad, una enorme formación policial se concentra alrededor de la plaza principal, para cerrarles el paso.
La represión no se hace esperar. Y lo que comienza como una simple movilización termina convertido en una auténtica rebelión popular. A los estudiantes y los obreros se suman los vecinos, y en cuestión de minutos la ciudad de Córdoba arde.
La rebelión, bautizada popularmente como el “Cordobazo”, recién puede ser sofocada en la tarde del día siguiente, cuando el ejército logra ocupar la ciudad.
Soplan vientos nuevos en la política argentina: las grandes movilizaciones y la lucha popular llegaron para quedarse, y anuncian tiempos de agitación, violencia y desencuentro.
- Desarrollo -
La noche del 28 de junio de 1966, un golpe de Estado derroca al presidente constitucional Arturo Humberto Illia, y designa en su lugar al general Juan Carlos Onganía. Onganía es un militar nacionalista de formación cristiana, que desde principios de la década del 60 lidera una facción de las Fuerzas Armadas, conocida como el bando “azul”.
Los “azules”, en sus comienzos, proponían la defensa de las instituciones democráticas y la no injerencia de las Fuerzas Armadas en asuntos políticos. A diferencia de otros militares, tenían una visión menos negativa del peronismo, al que consideraban un freno para el que creían su verdadero enemigo: el comunismo internacional, cada vez más presente en América Latina a partir del triunfo de la Revolución Cubana.
Pero para mediados de la década del 60, la confianza de los azules en el sistema democrático disminuye, y su anticomunismo crece de forma desmesurada.
Llegado 1966, el bando azul termina dando un golpe de Estado, que convierte a Juan Carlos Onganía en el octavo presidente de facto de la República Argentina.
Cuando Onganía toma el poder, no fija ningún plazo concreto para devolverlo. Su gobierno, autodenominado “Revolución Argentina”, tiene como principal objetivo cambiar de raíz el sistema político del país y poner un corte definitivo a las actividades del peronismo y el comunismo.
Con este objetivo, la dictadura de la Revolución Argentina proscribe a todos los partidos políticos, cierra el Congreso, interviene las universidades nacionales y prohíbe todas las agrupaciones políticas estudiantiles.
El 29 de julio de 1966, apenas pasado un mes de la asunción de Onganía, estudiantes y docentes de la Universidad de Buenos Aires, en protesta por la intervención de esta casa de estudios, ocupan los edificios de las facultades de Ciencias Exactas, Arquitectura y Filosofía y Letras.
El gobierno responde enviando a la guardia de infantería, que desaloja a los golpes a docentes y estudiantes. Este hecho, conocido como “La noche de los bastones largos”, inaugura una etapa de fuerte censura sobre la vida cultural e intelectual del país, que hasta la llegada del golpe vivía un período de gran desarrollo y excelencia.
Desde el momento de su asunción, los ideólogos de la Revolución Argentina presentan un programa de gobierno, al que dividen en tres tiempos:
El tiempo económico: destinado a reconstruir la economía.
El tiempo social: consagrado a reordenar la sociedad de acuerdo con lo que ellos consideran las bases occidentales y cristianas.
Y el tiempo político: dedicado a cambiar de raíz el sistema político, desplazando a los partidos tradicionales del lugar central, para dar paso a nuevas formas de participación ciudadana.
Con el fin de poner en marcha “el tiempo económico”, el ministro de Economía de la Revolución Argentina, Adalbert Krieger Vasena, presenta un plan de desarrollo industrial sostenido principalmente por el capital extranjero.
Al poco tiempo de asumir, el ministro Krieger Vasena devalúa la moneda en un 40 por ciento, y congela los salarios por un plazo de 20 meses. Al mismo tiempo, el gobierno suspende las paritarias, elimina los subsidios a las economías regionales, y procede a despidos masivos en la administración pública.
Esta política económica atrae rápidamente nuevas inversiones del extranjero, pero perjudica seriamente al sector obrero. Debido a la eliminación de los subsidios, gran parte de los ingenios azucareros de la provincia de Tucumán se ven obligados a cerrar, dejando sin empleo a miles de trabajadores. Lo mismo sucede con muchas empresas de capital nacional, que al no poder competir con sus pares extranjeras, quiebran.
Si bien las políticas de ajuste del ministro Krieger Vasena no son nuevas, por primera vez hay un régimen autoritario dispuesto a llevarlas hasta las últimas consecuencias.
A pesar de ello, el sindicalismo peronista, representado por los dirigentes Augusto Timoteo Vandor y José Alonso, intenta un acercamiento con el nuevo gobierno. Incluso el mismo Perón, todavía en el exilio, ve con buenos ojos a Onganía, a quien considera un militar cristiano, profesional y anticomunista con el que se puede
llegar a entender.
Las esperanzas del peronismo en el nuevo gobierno duran apenas unos pocos meses. El plan de racionalizar los ferrocarriles y el cierre de los ingenios azucareros pone a la CGT en pie de guerra.
A fines de febrero de 1967, los sindicatos peronistas idean un nuevo plan de lucha, cuya primera medida es declarar una huelga general.
La respuesta del gobierno es suprimir la personería jurídica de los gremios azucarero, metalúrgico, textil, telefónico y ferroviario.
Los dirigentes más conciliadores intentan negociar con el gobierno, pero del otro lado sólo encuentran silencio.
Llegado marzo de 1967, los principales líderes de la CGT se encuentran entre dos fuegos:
-Si se resisten a las medidas del nuevo gobierno, este cuenta con todo el poder para arrasarlos.
-Si no se resisten, el mismo movimiento obrero, tarde o temprano, los va a cuestionar.
El conflicto interno de la CGT no tarda en estallar. Mientras los dirigentes tradicionales como Vandor y Alonso asumen una actitud pasiva, los sectores más combativos llaman a resistir los excesos autoritarios de la dictadura de Onganía. Entre estos últimos sectores se destaca la figura de un dirigente del gremio gráfico: Raimundo Ongaro.
En marzo de 1968, la CGT busca definir su accionar ante las políticas represivas de la dictadura, y con este fin organiza un nuevo Congreso Normalizador. El gobierno de Onganía, con el apoyo de Vandor, decide impedir la participación en el congreso de los sindicatos estatales, en su mayoría alineados tras la figura de Raimundo
Ongaro.
Los partidarios de Ongaro no hacen caso a esta prohibición y se reúnen en la sede del sindicato de transporte. Vandor, que no quiere perder el control de la CGT, retira a todos los delegados fieles a su conducción, con la intención de dejar sin quórum al congreso.
A pesar de la maniobra de Vandor, los sectores combativos logran reunir el quórum necesario, y el Congreso Normalizador se lleva a cabo. Al término de este, Raimundo Ongaro es elegido nuevo secretario general de la CGT.
La designación de Ongaro caldea los ánimos de los seguidores de Vandor, que se niegan a aceptar a la nueva conducción, por lo que deciden apartarse para formar otra CGT.
De esta manera, el movimiento obrero argentino queda dividido en dos: por un lado, el sector combativo, que pasa a llamarse CGT de los Argentinos –cuya sigla es CGTA; su líder, Raimundo Ongaro, cuenta con el apoyo de la mayoría de los sindicatos del interior. Por otro lado, el sindicalismo vandorista, menos crítico del gobierno, que mantiene la tradicional sigla CGT.
A mediados de 1968, los intentos de control político y social de la dictadura de Onganía generan un profundo malestar en varios sectores de la población. Para esta época, una provincia argentina se convierte en uno de los principales focos del descontento.
La provincia de Córdoba es la segunda zona industrial del país, después de Buenos Aires. Gran parte de sus sindicatos responden a la CGT de los Argentinos, y uno de sus líderes, Agustín Tosco, adquiere cada vez más relevancia a nivel nacional.
Además de ser un polo industrial, Córdoba también se distingue por su rica tradición universitaria y la activa militancia política de sus estudiantes. Pero la represión desatada tras el golpe del 66 hace que los principales líderes estudiantiles cordobeses deban seguir sus actividades desde la clandestinidad.
El clima de persecución política y el recorte de las libertades, comienzan a acercar posiciones entre líderes estudiantiles y dirigentes de la CGT de los Argentinos, quienes rápidamente tienden lazos de solidaridad entre sus organizaciones.
Para 1968 la alianza entre obreros y estudiantes es un fenómeno de trascendencia mundial. En mayo de ese año, una revuelta estudiantil sacude a la ciudad de París. Lo que había empezado como una simple protesta contra de una reforma educativa, en cuestión de horas se convierte en un rechazo al sistema político y social en su conjunto, que no tarda en ser apoyado por el movimiento obrero francés.
Pocos meses después, en la plaza de Tlatelolco, ciudad de México, estudiantes y trabajadores se congregan para manifestar contra el gobierno. En las últimas horas de la noche, fuerzas militares y policiales inician una dura represión, que termina desatando una masacre.
También en 1968, a las agitaciones de París y México se suman las masivas manifestaciones, protagonizadas por jóvenes estadounidenses en contra la guerra de Vietnam, y los sucesos de la “primavera de Praga”, un intento del pueblo checoslovaco para transformar el rígido sistema comunista de su país.
Llegado el año 69, el clima político de la provincia de Córdoba es de total efervescencia. Al descontento de los obreros y los estudiantes se suma el de la clase media, perjudicada en gran medida por el plan económico del ministro Krieger Vasena.
A principios de año, un fuerte aumento en el impuesto inmobiliario termina de despertar la indignación de la población cordobesa.
Para este tiempo quedan muy pocos lugares donde hacer política. De manera imprevista, un sector de la Iglesia católica, principal aliado del gobierno de Onganía, se convierte en un gran crítico de la dictadura.
A mediados de 1968, en la provincia de Córdoba se lleva a cabo el Primer encuentro Nacional de Sacerdotes para el Tercer Mundo. El Movimiento de Sacerdotes del Tercer Mundo es una nueva corriente dentro de la Iglesia católica, que surge en apoyo a los postulados del Concilio Vaticano II y la Conferencia Episcopal Latinoamericana de Medellín.
Los sacerdotes tercermundistas proponen la existencia de una Iglesia con “opción por los pobres”, y alientan a los creyentes a una mayor participación política, para lograr lo que algunos llaman un “socialismo cristiano”. Este movimiento es recibido con gran entusiasmo por varios sacerdotes argentinos, muchos de los cuales viven y trabajan en la provincia de Córdoba.
Es así que muchos estudiantes y trabajadores cordobeses, imposibilitados de hacer política por las vías normales, encuentran en algunas iglesias de su provincia un lugar donde reunirse y discutir sus ideas.
En los primeros días de mayo de 1969, el clima político cordobés entra en combustión. La mecha del conflicto la encienden los obreros de las empresas metalúrgicas, indignados por cobrar los salarios más
bajos del país dentro de su rubro.
Los trabajadores de la industria automotriz, afectados por las frecuentes suspensiones y la eliminación del “sábado inglés”, deciden sumarse a la protesta. Su líder sindical, Elpidio Torres, busca el apoyo de Agustín Tosco, máximo referente de la CGT de los Argentinos en Córdoba.
Por su parte, Tosco también entra en conflicto con el gobierno de la provincia. El anuncio de una privatización parcial de la EPEC, la empresa provincial de electricidad, pone a su sindicato en pie de guerra.
A Torres y a Tosco se termina sumando Atilio López, secretario general del sindicato de Transporte, descontento por la reorganización del régimen de transporte de la ciudad, que afecta directamente los intereses de sus trabajadores.
Mientras el conflicto obrero cordobés crece de manera exponencial, en la provincia de Corrientes, durante una protesta por el cierre de un comedor universitario, muere el estudiante de Medicina Juan José Cabral, víctima de la represión policial.
La protesta de los estudiantes correntinos se extiende rápidamente a todo el país, y en ciudades como Córdoba, Rosario, La Plata y Tucumán el reclamo universitario es acompañado por los principales dirigentes del sindicalismo combativo.
En una de estas movilizaciones, en la ciudad de Rosario, pierden la vida los estudiantes Adolfo Bello y Luis Blanco. Al día siguiente, durante una marcha de silencio en su homenaje, estudiantes y miembros de la CGT de los Argentinos protagonizan un duro enfrentamiento con la policía rosarina.
Debido a la intensidad de las manifestaciones, el 22 de mayo Rosario es declarada “zona de emergencia”. En cuestión de horas los enfrentamientos entre los estudiantes y la policía recrudecen, y el Ejército decide ocupar la ciudad.
La situación puede ser controlada recién el día 28. Para este momento en todo el país se habla del “Rosariazo”.
En la provincia de Córdoba la protesta obrera y estudiantil no es menos cruenta. La represión ejercida por la policía termina con la instalación de barricadas en el Barrio Cínicas, tradicional barrio estudiantil de la capital cordobesa.
Ante el agravamiento de la situación, desde Buenos Aires, la CGT de Vandor y la CGT de los Argentinos de Raimundo Ongaro acuerdan llamar a un paro nacional de 24 horas para el 30 de mayo. De forma paralela, los dirigentes de la CGT de los Argentinos cordobesa deciden iniciar la huelga un día antes.
48 horas antes de que esta empiece, Raimundo Ongaro, que viaja especialmente a Córdoba para participar de la huelga, es detenido por la policía. A pesar de esto, el plan no se suspende. El 28 de mayo de 1969, pocas horas antes de la movilización, Agustín Tosco, Elpidio Torres y Atilio López llegan a un acuerdo con los estudiantes cordobeses. El día 29, obreros y estudiantes marcharán por las calles de la ciudad de Córdoba. Si bien lo harán en columnas separadas, el objetivo será el mismo: decir basta a la dictadura de Onganía.
La mañana del 29 de mayo no es una más en la ciudad de Córdoba.
En la entrada de las principales fábricas se respira un clima de entusiasmo y agitación. La mayor actividad de la jornada se registra en el barrio Santa Isabel, a la entrada de la planta IKA-Renault.
Desde horas tempranas de la madrugada, Elpidio Torres, titular de SMATA, espera la salida de los trabajadores del turno mañana.
Pasadas las 11 de la mañana, Torres, seguido por unos 4000 trabajadores, marcha hacia el centro de la ciudad por la avenida Vélez Sarsfield.
Por la avenida Colón, los obreros de Luz y Fuerza, liderados por Agustín Tosco, marchan en dirección a la Plaza San Martín, el punto de encuentro fijado por la CGTA para la realización del acto.
En el trayecto, la columna de Tosco debe atravesar el Barrio Clínicas, el lugar donde se congregan los estudiantes.
Pasado el mediodía, las calles de la ciudad de Córdoba se colman de estudiantes y trabajadores, que marchan de manera pacífica y organizada. La cantidad de asistentes supera largamente los cálculos de la policía, que establece un gigantesco cordón alrededor de la plaza principal, para cerrarles el paso.
Al acercarse los primeros manifestantes, la policía intenta repelerlos mediante el uso de gas lacrimógeno. Los estudiantes responden arrojando bombas caseras y bolitas de acero, que entorpecen el paso de los caballos de la policía montada.
Al escuchar los primeros disparos policiales, algunos trabajadores se despliegan por los barrios cercanos, donde son auxiliados por los vecinos, quienes les acercan palos, botellas y cadenas para poder defenderse.
A pesar de la intensa represión, la columna principal continúa su avance e intenta ganar la plaza.
El jefe del operativo da la orden de disparar sobre los manifestantes, lo que provoca la primera víctima fatal de la jornada: el obrero
Máximo Mena. La muerte de Mena, lejos de dispersar la marcha, une más a los manifestantes, quienes arremeten a pedradas contra la policía.
En cuestión de segundos, los alrededores de la plaza se convierten en el escenario de una batalla campal, por lo que la policía decide emprender una veloz retirada.
A partir de este momento la protesta pierde toda organización y se transforma en una rebelión popular, sin líderes ni plan definido.
A las 13 horas del 29 de mayo, en la ciudad de Córdoba se respira un clima de guerra civil. Los comerciantes, asustados, bajan las persianas de sus negocios, mientras que los vecinos aportan colchones y muebles viejos para construir barricadas.
En pocos minutos, las 150 manzanas que comprenden los barrios Alberdi, Clínicas, Nueva Córdoba, San Martín y Güemes se convierten en una zona liberada, que las fuerzas del orden provinciales ya no pueden controlar.
Mientras que en los alrededores del Cabildo y la Plaza San Martín la policía intenta reagruparse, en la Avenida Colón grupos aislados de manifestantes incendian autos y locales de conocidas empresas multinacionales. La elección de estas empresas no es casual, ya que representan al capital extranjero, principal beneficiario de las políticas económicas del gobierno de Onganía.
Al caer la tarde, más de 50.000 personas se concentran en los barrios Clínicas y Alberdi. En lo alto de los edificios, civiles armados con pistolas, escopetas de caza y bombas molotov se aprestan a resistir el embate de las fuerzas militares. Para esa hora, el Tercer Cuerpo del Ejército se prepara para tomar la ciudad.
Así lo relataba el periodista Sergio Villarrue l :
Noticiero 13 en la ciudad de Córdoba, en la avenida principal que da acceso al radio de la ciudad capital, en el momento en el que hace su entrada el Ejército, para hacerse cargo de la situación de la ciudad.
Estos son efectivos de la Escuela de Tropas Aerotransportadas, al mando del general Carcagno, que hace algunos minutos han salido de la unidad en la que están asentadas, cumpliendo instrucciones del comandante del Tercer Cuerpo, Sánchez Laos, para hacerse cargo de la situación en la ciudad de Córdoba. Es decir, se ha planteado una situación similar a la que se produjera hace unos días en la ciudad de Rosario.
Estos son los efectivos de la Escuela de Tropas Aerotransportadas, con asiento en camino a Calera, kilómetro ocho y medio.
Reiteramos, es la primera unidad del ejército que se acerca para hacer su entrada en la ciudad y tomar a cargo el control de la misma.
La policía de capital y provincia no es suficiente para controlar todos los focos de agitación que están produciéndose, según dice un comunicado del propio comando del Tercer Cuerpo, en los distintos lugares de la ciudad.
Con la llegada de la noche, la resistencia popular continúa. En barrios como el San Martín y el Nueva Córdoba la situación se hace incontrolable.
Pasadas las 23, un apagón provocado por militantes del sindicato de Luz y Fuerza cubre de sombras la ciudad.
Por el lapso de dos horas, el ejército que queda totalmente aislado e incomunicado en medio de la oscuridad, y la única luz que alumbra las calles de Córdoba es la de las fogatas y los autos incendiados.
Recién a la una de la madrugada los militares logran reestablecer la luz eléctrica. La rebelión comienza a ser controlada.
Las tropas de infantería realizan detenciones a mansalva, y ultiman a varios de los tiradores civiles apostados en los edificios y terrazas.
Llegado el 30 de mayo, Córdoba es una ciudad ocupada. Tanques de guerra recorren sus calles, y cada una de sus casas y sus esquinas son, a los ojos de los militares, territorio enemigo.
En el transcurso de la mañana, Agustín Tosco y Elpidio Torres son detenidos, y en menos de 24 horas son juzgados por tribunales militares y condenados a varios años de prisión.
Para las 6 de la tarde, el barrio Clínicas, principal foco de la pueblada, ya está controlado. Los obreros y estudiantes que no fueron heridos o encarcelados buscan refugio en los barrios de los alrededores, tratando de escapar de la feroz represalia de los militares.
A pesar que los daños materiales son similares a los de un terremoto, los vecinos, en las calles, viven la jornada como un triunfo. En cuestión de horas, toda una sociedad logró salir de la apatía y el derrotismo, para pronunciarse contra un gobierno sostenido mediante la represión y la censura. Un gobierno, que después del Cordobazo, tiene las horas contadas.
- Cierre -
Los sucesos del Cordobazo echan por tierra el proyecto autoritario de la dictadura de la Revolución Argentina. Onganía, el gran perdedor de la jornada, debe resignar todos sus planes de permanencia en el poder e iniciar la cuenta regresiva de su gobierno.
La tenacidad de la lucha popular obliga a las Fuerzas Armadas a replantear su estrategia y a pensar en una posible apertura política.
De seguir por el camino de la represión, el riesgo de caer en el caos es mucho mayor.
El otro gran perdedor de la jornada es el sindicalismo vandorista, que ve fuertemente cuestionado su liderazgo. En los años siguientes al
Cordobazo aparecerán trabajadores que no sólo cuestionarán al gobierno, sino también a sus propias dirigencias obreras. Esta nueva corriente sindical, que será conocida como “clasismo”, buscará una alianza entre trabajadores peronistas y militantes de izquierda, con el fin de elaborar un proyecto socialista revolucionario.
El 30 de junio de 1969, un mes después del Cordobazo, Vandor es asesinado por una célula del Ejército Nacional Revolucionario, una de las primeras organizaciones guerrilleras de Argentina. Y mientras la violencia crece, Perón, desde el exilio, alienta a los sectores más combativos de su movimiento, para debilitar aún más al gobierno de Onganía.
El Cordobazo inaugura una nueva etapa en la historia del país, signada por la violencia y la lucha popular, que quedará marcada para siempre en la memoria de los argentinos.
Historia de un país. Argentina Siglo XX – Canal Encuentro
Guión: Ezequiel Cazzola – Asesoramiento Histórico: “Eternautas” – Coordinador: Gabriel Di
Meglio / Gustavo Álvarez / Juan Pablo Fasano – Coordinadora general: Jésica Tritten –
Archivo histórico documental de Canal Encuentro: Claudia Perel/ María Flores/ Gachi González/Verónica Kodalle
La protesta obrera también es acompañada por cientos de estudiantes universitarios, que se congregan en el Barrio Clínicas a la espera de las columnas trabajadoras.
Mientras obreros y estudiantes ganan las calles de la ciudad, una enorme formación policial se concentra alrededor de la plaza principal, para cerrarles el paso.
La represión no se hace esperar. Y lo que comienza como una simple movilización termina convertido en una auténtica rebelión popular. A los estudiantes y los obreros se suman los vecinos, y en cuestión de minutos la ciudad de Córdoba arde.
La rebelión, bautizada popularmente como el “Cordobazo”, recién puede ser sofocada en la tarde del día siguiente, cuando el ejército logra ocupar la ciudad.
Soplan vientos nuevos en la política argentina: las grandes movilizaciones y la lucha popular llegaron para quedarse, y anuncian tiempos de agitación, violencia y desencuentro.
- Desarrollo -
La noche del 28 de junio de 1966, un golpe de Estado derroca al presidente constitucional Arturo Humberto Illia, y designa en su lugar al general Juan Carlos Onganía. Onganía es un militar nacionalista de formación cristiana, que desde principios de la década del 60 lidera una facción de las Fuerzas Armadas, conocida como el bando “azul”.
Los “azules”, en sus comienzos, proponían la defensa de las instituciones democráticas y la no injerencia de las Fuerzas Armadas en asuntos políticos. A diferencia de otros militares, tenían una visión menos negativa del peronismo, al que consideraban un freno para el que creían su verdadero enemigo: el comunismo internacional, cada vez más presente en América Latina a partir del triunfo de la Revolución Cubana.
Pero para mediados de la década del 60, la confianza de los azules en el sistema democrático disminuye, y su anticomunismo crece de forma desmesurada.
Llegado 1966, el bando azul termina dando un golpe de Estado, que convierte a Juan Carlos Onganía en el octavo presidente de facto de la República Argentina.
Cuando Onganía toma el poder, no fija ningún plazo concreto para devolverlo. Su gobierno, autodenominado “Revolución Argentina”, tiene como principal objetivo cambiar de raíz el sistema político del país y poner un corte definitivo a las actividades del peronismo y el comunismo.
Con este objetivo, la dictadura de la Revolución Argentina proscribe a todos los partidos políticos, cierra el Congreso, interviene las universidades nacionales y prohíbe todas las agrupaciones políticas estudiantiles.
El 29 de julio de 1966, apenas pasado un mes de la asunción de Onganía, estudiantes y docentes de la Universidad de Buenos Aires, en protesta por la intervención de esta casa de estudios, ocupan los edificios de las facultades de Ciencias Exactas, Arquitectura y Filosofía y Letras.
El gobierno responde enviando a la guardia de infantería, que desaloja a los golpes a docentes y estudiantes. Este hecho, conocido como “La noche de los bastones largos”, inaugura una etapa de fuerte censura sobre la vida cultural e intelectual del país, que hasta la llegada del golpe vivía un período de gran desarrollo y excelencia.
Desde el momento de su asunción, los ideólogos de la Revolución Argentina presentan un programa de gobierno, al que dividen en tres tiempos:
El tiempo económico: destinado a reconstruir la economía.
El tiempo social: consagrado a reordenar la sociedad de acuerdo con lo que ellos consideran las bases occidentales y cristianas.
Y el tiempo político: dedicado a cambiar de raíz el sistema político, desplazando a los partidos tradicionales del lugar central, para dar paso a nuevas formas de participación ciudadana.
Con el fin de poner en marcha “el tiempo económico”, el ministro de Economía de la Revolución Argentina, Adalbert Krieger Vasena, presenta un plan de desarrollo industrial sostenido principalmente por el capital extranjero.
Al poco tiempo de asumir, el ministro Krieger Vasena devalúa la moneda en un 40 por ciento, y congela los salarios por un plazo de 20 meses. Al mismo tiempo, el gobierno suspende las paritarias, elimina los subsidios a las economías regionales, y procede a despidos masivos en la administración pública.
Esta política económica atrae rápidamente nuevas inversiones del extranjero, pero perjudica seriamente al sector obrero. Debido a la eliminación de los subsidios, gran parte de los ingenios azucareros de la provincia de Tucumán se ven obligados a cerrar, dejando sin empleo a miles de trabajadores. Lo mismo sucede con muchas empresas de capital nacional, que al no poder competir con sus pares extranjeras, quiebran.
Si bien las políticas de ajuste del ministro Krieger Vasena no son nuevas, por primera vez hay un régimen autoritario dispuesto a llevarlas hasta las últimas consecuencias.
A pesar de ello, el sindicalismo peronista, representado por los dirigentes Augusto Timoteo Vandor y José Alonso, intenta un acercamiento con el nuevo gobierno. Incluso el mismo Perón, todavía en el exilio, ve con buenos ojos a Onganía, a quien considera un militar cristiano, profesional y anticomunista con el que se puede
llegar a entender.
Las esperanzas del peronismo en el nuevo gobierno duran apenas unos pocos meses. El plan de racionalizar los ferrocarriles y el cierre de los ingenios azucareros pone a la CGT en pie de guerra.
A fines de febrero de 1967, los sindicatos peronistas idean un nuevo plan de lucha, cuya primera medida es declarar una huelga general.
La respuesta del gobierno es suprimir la personería jurídica de los gremios azucarero, metalúrgico, textil, telefónico y ferroviario.
Los dirigentes más conciliadores intentan negociar con el gobierno, pero del otro lado sólo encuentran silencio.
Llegado marzo de 1967, los principales líderes de la CGT se encuentran entre dos fuegos:
-Si se resisten a las medidas del nuevo gobierno, este cuenta con todo el poder para arrasarlos.
-Si no se resisten, el mismo movimiento obrero, tarde o temprano, los va a cuestionar.
El conflicto interno de la CGT no tarda en estallar. Mientras los dirigentes tradicionales como Vandor y Alonso asumen una actitud pasiva, los sectores más combativos llaman a resistir los excesos autoritarios de la dictadura de Onganía. Entre estos últimos sectores se destaca la figura de un dirigente del gremio gráfico: Raimundo Ongaro.
En marzo de 1968, la CGT busca definir su accionar ante las políticas represivas de la dictadura, y con este fin organiza un nuevo Congreso Normalizador. El gobierno de Onganía, con el apoyo de Vandor, decide impedir la participación en el congreso de los sindicatos estatales, en su mayoría alineados tras la figura de Raimundo
Ongaro.
Los partidarios de Ongaro no hacen caso a esta prohibición y se reúnen en la sede del sindicato de transporte. Vandor, que no quiere perder el control de la CGT, retira a todos los delegados fieles a su conducción, con la intención de dejar sin quórum al congreso.
A pesar de la maniobra de Vandor, los sectores combativos logran reunir el quórum necesario, y el Congreso Normalizador se lleva a cabo. Al término de este, Raimundo Ongaro es elegido nuevo secretario general de la CGT.
La designación de Ongaro caldea los ánimos de los seguidores de Vandor, que se niegan a aceptar a la nueva conducción, por lo que deciden apartarse para formar otra CGT.
De esta manera, el movimiento obrero argentino queda dividido en dos: por un lado, el sector combativo, que pasa a llamarse CGT de los Argentinos –cuya sigla es CGTA; su líder, Raimundo Ongaro, cuenta con el apoyo de la mayoría de los sindicatos del interior. Por otro lado, el sindicalismo vandorista, menos crítico del gobierno, que mantiene la tradicional sigla CGT.
A mediados de 1968, los intentos de control político y social de la dictadura de Onganía generan un profundo malestar en varios sectores de la población. Para esta época, una provincia argentina se convierte en uno de los principales focos del descontento.
La provincia de Córdoba es la segunda zona industrial del país, después de Buenos Aires. Gran parte de sus sindicatos responden a la CGT de los Argentinos, y uno de sus líderes, Agustín Tosco, adquiere cada vez más relevancia a nivel nacional.
Además de ser un polo industrial, Córdoba también se distingue por su rica tradición universitaria y la activa militancia política de sus estudiantes. Pero la represión desatada tras el golpe del 66 hace que los principales líderes estudiantiles cordobeses deban seguir sus actividades desde la clandestinidad.
El clima de persecución política y el recorte de las libertades, comienzan a acercar posiciones entre líderes estudiantiles y dirigentes de la CGT de los Argentinos, quienes rápidamente tienden lazos de solidaridad entre sus organizaciones.
Para 1968 la alianza entre obreros y estudiantes es un fenómeno de trascendencia mundial. En mayo de ese año, una revuelta estudiantil sacude a la ciudad de París. Lo que había empezado como una simple protesta contra de una reforma educativa, en cuestión de horas se convierte en un rechazo al sistema político y social en su conjunto, que no tarda en ser apoyado por el movimiento obrero francés.
Pocos meses después, en la plaza de Tlatelolco, ciudad de México, estudiantes y trabajadores se congregan para manifestar contra el gobierno. En las últimas horas de la noche, fuerzas militares y policiales inician una dura represión, que termina desatando una masacre.
También en 1968, a las agitaciones de París y México se suman las masivas manifestaciones, protagonizadas por jóvenes estadounidenses en contra la guerra de Vietnam, y los sucesos de la “primavera de Praga”, un intento del pueblo checoslovaco para transformar el rígido sistema comunista de su país.
Llegado el año 69, el clima político de la provincia de Córdoba es de total efervescencia. Al descontento de los obreros y los estudiantes se suma el de la clase media, perjudicada en gran medida por el plan económico del ministro Krieger Vasena.
A principios de año, un fuerte aumento en el impuesto inmobiliario termina de despertar la indignación de la población cordobesa.
Para este tiempo quedan muy pocos lugares donde hacer política. De manera imprevista, un sector de la Iglesia católica, principal aliado del gobierno de Onganía, se convierte en un gran crítico de la dictadura.
A mediados de 1968, en la provincia de Córdoba se lleva a cabo el Primer encuentro Nacional de Sacerdotes para el Tercer Mundo. El Movimiento de Sacerdotes del Tercer Mundo es una nueva corriente dentro de la Iglesia católica, que surge en apoyo a los postulados del Concilio Vaticano II y la Conferencia Episcopal Latinoamericana de Medellín.
Los sacerdotes tercermundistas proponen la existencia de una Iglesia con “opción por los pobres”, y alientan a los creyentes a una mayor participación política, para lograr lo que algunos llaman un “socialismo cristiano”. Este movimiento es recibido con gran entusiasmo por varios sacerdotes argentinos, muchos de los cuales viven y trabajan en la provincia de Córdoba.
Es así que muchos estudiantes y trabajadores cordobeses, imposibilitados de hacer política por las vías normales, encuentran en algunas iglesias de su provincia un lugar donde reunirse y discutir sus ideas.
En los primeros días de mayo de 1969, el clima político cordobés entra en combustión. La mecha del conflicto la encienden los obreros de las empresas metalúrgicas, indignados por cobrar los salarios más
bajos del país dentro de su rubro.
Los trabajadores de la industria automotriz, afectados por las frecuentes suspensiones y la eliminación del “sábado inglés”, deciden sumarse a la protesta. Su líder sindical, Elpidio Torres, busca el apoyo de Agustín Tosco, máximo referente de la CGT de los Argentinos en Córdoba.
Por su parte, Tosco también entra en conflicto con el gobierno de la provincia. El anuncio de una privatización parcial de la EPEC, la empresa provincial de electricidad, pone a su sindicato en pie de guerra.
A Torres y a Tosco se termina sumando Atilio López, secretario general del sindicato de Transporte, descontento por la reorganización del régimen de transporte de la ciudad, que afecta directamente los intereses de sus trabajadores.
Mientras el conflicto obrero cordobés crece de manera exponencial, en la provincia de Corrientes, durante una protesta por el cierre de un comedor universitario, muere el estudiante de Medicina Juan José Cabral, víctima de la represión policial.
La protesta de los estudiantes correntinos se extiende rápidamente a todo el país, y en ciudades como Córdoba, Rosario, La Plata y Tucumán el reclamo universitario es acompañado por los principales dirigentes del sindicalismo combativo.
En una de estas movilizaciones, en la ciudad de Rosario, pierden la vida los estudiantes Adolfo Bello y Luis Blanco. Al día siguiente, durante una marcha de silencio en su homenaje, estudiantes y miembros de la CGT de los Argentinos protagonizan un duro enfrentamiento con la policía rosarina.
Debido a la intensidad de las manifestaciones, el 22 de mayo Rosario es declarada “zona de emergencia”. En cuestión de horas los enfrentamientos entre los estudiantes y la policía recrudecen, y el Ejército decide ocupar la ciudad.
La situación puede ser controlada recién el día 28. Para este momento en todo el país se habla del “Rosariazo”.
En la provincia de Córdoba la protesta obrera y estudiantil no es menos cruenta. La represión ejercida por la policía termina con la instalación de barricadas en el Barrio Cínicas, tradicional barrio estudiantil de la capital cordobesa.
Ante el agravamiento de la situación, desde Buenos Aires, la CGT de Vandor y la CGT de los Argentinos de Raimundo Ongaro acuerdan llamar a un paro nacional de 24 horas para el 30 de mayo. De forma paralela, los dirigentes de la CGT de los Argentinos cordobesa deciden iniciar la huelga un día antes.
48 horas antes de que esta empiece, Raimundo Ongaro, que viaja especialmente a Córdoba para participar de la huelga, es detenido por la policía. A pesar de esto, el plan no se suspende. El 28 de mayo de 1969, pocas horas antes de la movilización, Agustín Tosco, Elpidio Torres y Atilio López llegan a un acuerdo con los estudiantes cordobeses. El día 29, obreros y estudiantes marcharán por las calles de la ciudad de Córdoba. Si bien lo harán en columnas separadas, el objetivo será el mismo: decir basta a la dictadura de Onganía.
La mañana del 29 de mayo no es una más en la ciudad de Córdoba.
En la entrada de las principales fábricas se respira un clima de entusiasmo y agitación. La mayor actividad de la jornada se registra en el barrio Santa Isabel, a la entrada de la planta IKA-Renault.
Desde horas tempranas de la madrugada, Elpidio Torres, titular de SMATA, espera la salida de los trabajadores del turno mañana.
Pasadas las 11 de la mañana, Torres, seguido por unos 4000 trabajadores, marcha hacia el centro de la ciudad por la avenida Vélez Sarsfield.
Por la avenida Colón, los obreros de Luz y Fuerza, liderados por Agustín Tosco, marchan en dirección a la Plaza San Martín, el punto de encuentro fijado por la CGTA para la realización del acto.
En el trayecto, la columna de Tosco debe atravesar el Barrio Clínicas, el lugar donde se congregan los estudiantes.
Pasado el mediodía, las calles de la ciudad de Córdoba se colman de estudiantes y trabajadores, que marchan de manera pacífica y organizada. La cantidad de asistentes supera largamente los cálculos de la policía, que establece un gigantesco cordón alrededor de la plaza principal, para cerrarles el paso.
Al acercarse los primeros manifestantes, la policía intenta repelerlos mediante el uso de gas lacrimógeno. Los estudiantes responden arrojando bombas caseras y bolitas de acero, que entorpecen el paso de los caballos de la policía montada.
Al escuchar los primeros disparos policiales, algunos trabajadores se despliegan por los barrios cercanos, donde son auxiliados por los vecinos, quienes les acercan palos, botellas y cadenas para poder defenderse.
A pesar de la intensa represión, la columna principal continúa su avance e intenta ganar la plaza.
El jefe del operativo da la orden de disparar sobre los manifestantes, lo que provoca la primera víctima fatal de la jornada: el obrero
Máximo Mena. La muerte de Mena, lejos de dispersar la marcha, une más a los manifestantes, quienes arremeten a pedradas contra la policía.
En cuestión de segundos, los alrededores de la plaza se convierten en el escenario de una batalla campal, por lo que la policía decide emprender una veloz retirada.
A partir de este momento la protesta pierde toda organización y se transforma en una rebelión popular, sin líderes ni plan definido.
A las 13 horas del 29 de mayo, en la ciudad de Córdoba se respira un clima de guerra civil. Los comerciantes, asustados, bajan las persianas de sus negocios, mientras que los vecinos aportan colchones y muebles viejos para construir barricadas.
En pocos minutos, las 150 manzanas que comprenden los barrios Alberdi, Clínicas, Nueva Córdoba, San Martín y Güemes se convierten en una zona liberada, que las fuerzas del orden provinciales ya no pueden controlar.
Mientras que en los alrededores del Cabildo y la Plaza San Martín la policía intenta reagruparse, en la Avenida Colón grupos aislados de manifestantes incendian autos y locales de conocidas empresas multinacionales. La elección de estas empresas no es casual, ya que representan al capital extranjero, principal beneficiario de las políticas económicas del gobierno de Onganía.
Al caer la tarde, más de 50.000 personas se concentran en los barrios Clínicas y Alberdi. En lo alto de los edificios, civiles armados con pistolas, escopetas de caza y bombas molotov se aprestan a resistir el embate de las fuerzas militares. Para esa hora, el Tercer Cuerpo del Ejército se prepara para tomar la ciudad.
Así lo relataba el periodista Sergio Villarrue l :
Noticiero 13 en la ciudad de Córdoba, en la avenida principal que da acceso al radio de la ciudad capital, en el momento en el que hace su entrada el Ejército, para hacerse cargo de la situación de la ciudad.
Estos son efectivos de la Escuela de Tropas Aerotransportadas, al mando del general Carcagno, que hace algunos minutos han salido de la unidad en la que están asentadas, cumpliendo instrucciones del comandante del Tercer Cuerpo, Sánchez Laos, para hacerse cargo de la situación en la ciudad de Córdoba. Es decir, se ha planteado una situación similar a la que se produjera hace unos días en la ciudad de Rosario.
Estos son los efectivos de la Escuela de Tropas Aerotransportadas, con asiento en camino a Calera, kilómetro ocho y medio.
Reiteramos, es la primera unidad del ejército que se acerca para hacer su entrada en la ciudad y tomar a cargo el control de la misma.
La policía de capital y provincia no es suficiente para controlar todos los focos de agitación que están produciéndose, según dice un comunicado del propio comando del Tercer Cuerpo, en los distintos lugares de la ciudad.
Con la llegada de la noche, la resistencia popular continúa. En barrios como el San Martín y el Nueva Córdoba la situación se hace incontrolable.
Pasadas las 23, un apagón provocado por militantes del sindicato de Luz y Fuerza cubre de sombras la ciudad.
Por el lapso de dos horas, el ejército que queda totalmente aislado e incomunicado en medio de la oscuridad, y la única luz que alumbra las calles de Córdoba es la de las fogatas y los autos incendiados.
Recién a la una de la madrugada los militares logran reestablecer la luz eléctrica. La rebelión comienza a ser controlada.
Las tropas de infantería realizan detenciones a mansalva, y ultiman a varios de los tiradores civiles apostados en los edificios y terrazas.
Llegado el 30 de mayo, Córdoba es una ciudad ocupada. Tanques de guerra recorren sus calles, y cada una de sus casas y sus esquinas son, a los ojos de los militares, territorio enemigo.
En el transcurso de la mañana, Agustín Tosco y Elpidio Torres son detenidos, y en menos de 24 horas son juzgados por tribunales militares y condenados a varios años de prisión.
Para las 6 de la tarde, el barrio Clínicas, principal foco de la pueblada, ya está controlado. Los obreros y estudiantes que no fueron heridos o encarcelados buscan refugio en los barrios de los alrededores, tratando de escapar de la feroz represalia de los militares.
A pesar que los daños materiales son similares a los de un terremoto, los vecinos, en las calles, viven la jornada como un triunfo. En cuestión de horas, toda una sociedad logró salir de la apatía y el derrotismo, para pronunciarse contra un gobierno sostenido mediante la represión y la censura. Un gobierno, que después del Cordobazo, tiene las horas contadas.
- Cierre -
Los sucesos del Cordobazo echan por tierra el proyecto autoritario de la dictadura de la Revolución Argentina. Onganía, el gran perdedor de la jornada, debe resignar todos sus planes de permanencia en el poder e iniciar la cuenta regresiva de su gobierno.
La tenacidad de la lucha popular obliga a las Fuerzas Armadas a replantear su estrategia y a pensar en una posible apertura política.
De seguir por el camino de la represión, el riesgo de caer en el caos es mucho mayor.
El otro gran perdedor de la jornada es el sindicalismo vandorista, que ve fuertemente cuestionado su liderazgo. En los años siguientes al
Cordobazo aparecerán trabajadores que no sólo cuestionarán al gobierno, sino también a sus propias dirigencias obreras. Esta nueva corriente sindical, que será conocida como “clasismo”, buscará una alianza entre trabajadores peronistas y militantes de izquierda, con el fin de elaborar un proyecto socialista revolucionario.
El 30 de junio de 1969, un mes después del Cordobazo, Vandor es asesinado por una célula del Ejército Nacional Revolucionario, una de las primeras organizaciones guerrilleras de Argentina. Y mientras la violencia crece, Perón, desde el exilio, alienta a los sectores más combativos de su movimiento, para debilitar aún más al gobierno de Onganía.
El Cordobazo inaugura una nueva etapa en la historia del país, signada por la violencia y la lucha popular, que quedará marcada para siempre en la memoria de los argentinos.
Historia de un país. Argentina Siglo XX – Canal Encuentro
Guión: Ezequiel Cazzola – Asesoramiento Histórico: “Eternautas” – Coordinador: Gabriel Di
Meglio / Gustavo Álvarez / Juan Pablo Fasano – Coordinadora general: Jésica Tritten –
Archivo histórico documental de Canal Encuentro: Claudia Perel/ María Flores/ Gachi González/Verónica Kodalle
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