miércoles, 11 de noviembre de 2009

"Perón, regreso y final"



Ver video en el sitio del Canal encuentro: http://www.encuentro.gov.ar/content.aspx?id=1276

- Presentación -
Es la mañana del 25 de mayo de 1973, y para muchos argentinos el festejo patrio es doble: luego de 18 años de lucha y proscripción, jura
un gobierno peronista.
En el Congreso de la Nación, bajo la atenta mirada de los
mandatarios socialistas de Chile y de Cuba, Salvador Allende y Osvaldo Dorticós, el nuevo presidente, Héctor José Cámpora, afirma que “ha llegado la hora de Perón” y que “a partir de este momento, Argentina apoyará toda lucha antiimperialista”.
Acto seguido, el presidente Cámpora anuncia un proyecto de amnistía para todos los presos políticos encarcelados por la dictadura.
Esa misma tarde, en un clima de fiesta, gruesas columnas de militantes de la Juventud Peronista, Montoneros y el Ejército Revolucionario del Pueblo se dirigen hacia la cárcel de Devoto. En las últimas horas de la noche, y ante la amenaza de toma del penal, se libera a un importante número de presos políticos. Comienza así el gobierno de Héctor José Cámpora.

- Desarrollo -
En los primeros días de 1970, el clima político en la República Argentina es de agitación e incertidumbre. Las grandes movilizaciones populares, iniciadas un año antes con el Cordobazo, dejan a la dictadura del general Juan Carlos Onganía en una situación de extrema debilidad.
En el mes de mayo, un acontecimiento acelera el conflicto: un comando armado de la naciente organización Montoneros secuestra y posteriormente ejecuta al ex presidente de facto Pedro Eugenio Aramburu. Días después, Onganía es destituido; en su lugar, las Fuerzas Armadas designan presidente a Roberto Marcelo Levingston, un militar casi desconocido, representante del sector nacionalista del ejército.
Detrás del nombramiento de Levingston está el general Alejandro Agustín Lanusse, verdadero hombre fuerte del gobierno militar. Con el fin de descomprimir la situación, Lanusse comienza a alentar La Hora del Pueblo, un acuerdo político que pone fin a casi quince años de proscripción del peronismo, y compromete a los partidos mayoritarios a respetarse mutuamente, en vistas a una próxima apertura democrática.
Por primera vez en la historia, peronistas y radicales dejan de tratarse como enemigos para empezar a verse simplemente como adversarios.
Gran Acuerdo Nacional
Llegado 1971 la situación del gobierno militar empeora. El creciente accionar de la guerrilla y un nuevo alzamiento popular en la provincia de Córdoba –conocido como el Viborazo– obligan al general Lanusse a tomar las riendas del poder. Tras su asunción, Lanusse redobla la apuesta de La Hora del Pueblo y propone el GAN (Gran Acuerdo Nacional), un pacto político entre los partidos que incluye un llamado a elecciones para 1973.
Con el GAN, la pulseada entre Perón y Lanusse aumenta. Lanusse, que quiere evitar a toda costa el regreso de Perón al poder, busca instalarse a sí mismo como el gran candidato “no peronista” a la presidencia. Perón, desde su exilio en Madrid, sigue alentando las acciones de organizaciones armadas como las FAP y Montoneros, con el fin de desgastar aún más a Lanusse.
A fines de 1971, Perón nombra como delegado personal a Héctor Cámpora, un hombre conocido por su absoluta lealtad al ex mandatario. También crea el Frente Cívico de Liberación Nacional (FRECILINA), denominación con la que el peronismo, en alianza con otros partidos, planea presentarse a elecciones.
“Cámpora al gobierno, Perón al poder”
Para los primeros meses de 1972, la estrategia del GAN no prospera. Lanusse, convencido de que no logrará nada de Perón, crea una cláusula que impide a Perón presentarse como candidato a la presidencia. A pesar de esta maniobra, el 17 de noviembre de 1972, tras 17 años de ausencia, Perón regresa transitoriamente desde España y vuelve a pisar suelo argentino.
Durante el breve lapso de tiempo en que permanece en el país, Perón no se encuentra con Lanusse. En cambio, sella un acuerdo de convivencia con su histórico adversario, el líder radical Ricardo Balbín.
Además, designa a Héctor Cámpora como candidato a presidente por el Frente Justicialista De Liberación (FREJULI), coalición electoral que remplaza al FRECILINA.
Bajo la consigna “Cámpora al gobierno, Perón al poder” la Juventud Peronista y Montoneros se lanzan a una febril campaña, que incluye actos públicos y grandes movilizaciones.
El “león herbívoro”
El regreso de Perón genera un cúmulo de emociones y expectativas distintas entre sus seguidores:
• para los “históricos”, como los sindicalistas y dirigentes de la primera hora, su retorno significa una vuelta al pasado glorioso, a las políticas redistributivas y al Estado de bienestar;
• para los más jóvenes, como la Juventud Peronista y Montoneros, es la llegada al poder de un líder revolucionario, que conducirá al país a la liberación nacional;
• mientras que para la derecha del partido, Perón es el único con la autoridad suficiente como para acabar con lo que ellos llaman la “infiltración marxista”, en referencia a la tendencia dominante en la Juventud Peronista y en Montoneros, organizaciones que han crecido mucho dentro del movimiento.
Entretanto, para la mayoría de los votantes no peronistas del FREJULI, Perón se ha convertido en un “león herbívoro”, que tiende la mano a los radicales y busca la unidad nacional.
El 11 de marzo de 1973, el país concurre masivamente a las urnas. Al finalizar el escrutinio, la fórmula Héctor Cámpora-Vicente Solano Lima se impone con más del 49% de los votos. Ante la contundencia de la victoria y pese a que no se llegó al 50% que marca la ley, los militares aceptan el triunfo del peronismo. En consecuencia, el 25 de mayo de 1973 Héctor Cámpora, el “Tío” como lo llaman sus seguidores, asume como presidente.
En las calles, miles de jóvenes festejan la llegada al gobierno de un proyecto nacional y popular, que dice oponerse de manera tajante al imperialismo.
La “Primavera” camporista
Durante la presidencia de Cámpora, la izquierda del peronismo ocupa puestos importantes en el gobierno. Sus candidatos ganan las gobernaciones de provincias consideradas clave, como Buenos Aires, Córdoba y Mendoza, así como varias bancas en la Cámara de diputados.
La Juventud Peronista obtiene el control de todas las universidades nacionales, y logra ubicar a dos de los suyos en el gabinete: Esteban Righi, como ministro del Interior, y Juan Puig en las relaciones exteriores.
Por expreso pedido de Perón, la cartera económica queda a cargo de José Ber Gelbard, un empresario de ideas nacionalistas, que busca dinamizar la economía argentina mediante el impulso a la exportación de bienes industriales, pero sin descuidar las exportaciones agrícolas.
Siguiendo directivas de Perón, la CGT y los sectores empresarios nacionales firman el Pacto Social, un acuerdo para mantener el crecimiento económico sin caer en la inflación.
En poco tiempo, el plan económico de Gelbard comienza a generar resquemores entre muchos terratenientes, que ven al gobierno de Cámpora como un rotundo giro a la izquierda. Esta visión es compartida por la derecha del peronismo. Por el contrario, los sectores más combativos, que pensaban que con Perón se iniciaba la “patria socialista”, encuentran al nuevo gobierno demasiado moderado.
El conflicto dentro del peronismo no tardará en explotar.
Ezeiza
El 20 de junio de 1973 es el día elegido para el regreso definitivo de Perón a la Argentina. La organización de la bienvenida queda a cargo de los sectores de la derecha peronista y el sindicalismo ortodoxo, quienes aprovechan la oportunidad para marcar territorio frente a sus enemigos de la Tendencia Revolucionaria, como se autodenominaba el ala izquierda del peronismo.
El día fijado, mientras Perón sobrevuela el Atlántico, en el aeropuerto de Ezeiza más de mil custodios, provenientes de los servicios de inteligencia, las distintas agrupaciones gremiales y la juventud sindical, toman posiciones en el palco de honor.
Por la autopista Ricchieri, un río humano avanza a paso sostenido. Son más de dos millones de peronistas que marchan a reencontrarse con su líder.
Pasado el mediodía, sectores de la Juventud Peronista y Montoneros comienzan a presionar para ganar el palco. La respuesta de los ortodoxos no se hace esperar. En cuestión de minutos, todas las tensiones y resentimientos acumulados por ambos bandos estallan. La “patria peronista” triunfa, a sangre y fuego, sobre la “patria socialista”.
Horas más tarde, sin poder reencontrarse con sus seguidores, Perón aterriza en la Base Aérea de Morón. Detrás de él bajan del avión el presidente Cámpora y el ministro de Bienestar Social, José López Rega. Uno de los dos es el gran perdedor de la jornada.
“Hacer tronar el escarmiento”
A 24 horas de la “masacre de Ezeiza”, el enfrentamiento entre el peronismo revolucionario y el sector ortodoxo ya no tiene vuelta atrás.
Tres semanas más tarde, tras 49 días en el ejercicio de la presidencia, Héctor Cámpora renuncia. El Poder Ejecutivo queda en manos de Raúl Lastiri, presidente de la Cámara de diputados y yerno del ministro López Rega.
Lastiri llama a elecciones nacionales. A esa altura nadie duda de que el próximo presidente será Juan Domingo Perón.
El viejo líder, tratando de aplacar las disputas dentro del movimiento, nombra como compañera de fórmula a su esposa, María Estela Martínez Cartas, más conocida como Isabelita.
Finalmente, el 23 de septiembre de 1973, la fórmula Perón-Perón triunfa en las elecciones con el 62% de los votos. Dos días más tarde, la organización Montoneros se cobra su desplazamiento del poder y los sucesos de Ezeiza asesinando a José Ignacio Rucci, secretario general de la CGT y mano derecha de Perón.
La tercera presidencia
El 12 de octubre de 1973, Juan Domingo Perón se coloca por tercera vez la banda presidencial.
Los sectores ortodoxos del movimiento aprovechan la victoria para encaramarse aún más en el poder, y desplazar definitivamente a la izquierda.
López Rega acapara el gabinete de ministros, designando en puestos importantes a varios de sus colaboradores. Desde el Congreso, los legisladores ortodoxos impulsan una nueva ley sindical que deja fuera
del juego a los gremios “clasistas”; al mismo tiempo, se modifica el Código Penal, y se autoriza a reprimir las huelgas de los sindicatos opositores y las actividades de los grupos considerados subversivos.
Como efecto de estas reformas, gobernadores, intendentes y legisladores cercanos a la Juventud Peronista y Montoneros renuncian masivamente, y muchos otros son obligados a hacerlo. Sus puestos son ocupados por dirigentes afines a los grupos sindicales y a López Rega.
La teoría del “cerco”
Al comenzar 1974, el diálogo de Perón con la Juventud es inexistente. La Juventud Peronista y Montoneros atribuyen el silencio del viejo líder a un “cerco” tendido por Isabel y López Rega, que impediría al presidente ver la realidad.
Para esta época, el ministro López Rega crea la Alianza Anticomunista Argentina, conocida como la Triple A, órgano de represión ilegal dedicado a la persecución, el secuestro y la eliminación de la militancia de izquierda, tanto la peronista como la que no lo es.
Su principal base de operaciones funciona en el mismo edificio del Ministerio de Bienestar Social, cuyos sótanos son acondicionados como arsenal de armas y sala de torturas.
En su raid represivo, las bandas armadas de la Triple A se cobran más de 400 vidas, entre las que se encuentran las del padre Carlos Mujica, popular sacerdote tercermundista vinculado a la Juventud Peronista; Rodolfo Ortega Peña, abogado y diputado por la izquierda peronista, y Silvio Frondizi, intelectual marxista y hermano del ex presidente argentino Arturo Frondizi.
“Imberbes”
El 1 de mayo de 1974, la Juventud Peronista y Montoneros deciden romper el cerco que los aleja del presidente, e ir a enfrentarlo cara a cara en el lugar fundacional del peronismo: el balcón de la Casa Rosada.
Dijo Perón ese día en su discurso desde el balcón: “Hoy hace 20 años que en este mismo balcón y con un día luminoso como este, hablé por última vez a los trabajadores argentinos. Fue entonces cuando les recomendé que ajustaran sus organizaciones, porque venían tiempos difíciles. No me equivoqué ni en la apreciación de los días que venían ni en la calidad de la organización sindical, que se mantuvo a través de veinte años, pese a estos estúpidos que gritan.”
El insulto de Perón tiene un efecto sorpresivo sobre sus destinatarios, quienes no paran de entonar provocativas estrofas en contra de sus adversarios.
Lentamente, el clima de la plaza se va caldeando.
Siguió el discurso de Perón: “Decía que a través de estos veinte años, las organizaciones sindicales se han mantenido inconmovibles, y hoy resulta que algunos imberbes pretenden tener más méritos que los que lucharon durante 20 años.”
Inmensas columnas de la Juventud Peronista y Montoneros comienzan a abandonar el acto.
En pocos minutos la plaza queda semivacía. La relación entre Perón y los sectores revolucionarios se acaba de quebrar para siempre.
La ruptura de Perón con la juventud se da en un contexto de crisis económica. Si bien el Pacto Social había conseguido frenar la inflación, una nueva crisis mundial pone a la economía argentina al borde del abismo.
Pero la crisis económica no es la peor noticia de 1974: el 1º de julio, a los 78 años de edad, Perón muere.
Ante la desaparición del viejo líder, el peronismo, y el país, olvidan por unos pocos días sus diferencias. Militantes revolucionarios y dirigentes ortodoxos hacen fila frente al Congreso para verlo por última vez.
La herencia
Con la muerte de Perón, el gobierno queda en manos de su esposa, y el poder en las de López Rega. En este contexto, la organización Montoneros, principal blanco de la persecución de la Triple A, decide pasar a la clandestinidad.
El pase a la clandestinidad coincide con el inicio de una febril ofensiva armada. En pocos meses la organización asesina al ex ministro del Interior de Lanusse, Arturo Mor Roig, secuestra a los empresarios Juan y Jorge Born, y atenta contra la vida uno de los máximos jefes de la Triple A, el comisario Alberto Villar.
La respuesta de la Triple A no se hace esperar. A las habituales cacerías de militantes de izquierda se suma una dura ofensiva contra las agrupaciones de base que simpatizan con Montoneros.
El “brujo”
Para el comienzo de 1975 la ambición de poder de José López Rega no conoce ningún límite, y su influencia sobre Isabel Perón es absoluta.
El “Brujo”, como lo llaman sus detractores y también sus seguidores por sus permanentes referencias a las ciencias ocultas, comienza a usar el aparato represivo de la Triple A para intimidar a algunos dirigentes de la CGT, con el fin de adueñarse de los cuantiosos fondos de sus obras sociales.
Los turbios intereses del ministro pronto deterioran la relación entre el gobierno y la CGT. La relación termina por romperse cuando los líderes de la central obrera no son invitados al acto de repatriación de los restos de Eva Perón.
Operativo Independencia
Sin el apoyo de la CGT, el gobierno de Isabel Perón tiene muy pocas chances de sobrevivir. Como maniobra de salvataje, la presidenta busca el auxilio de las Fuerzas Armadas y del sector empresario.
Como consecuencia de esta alianza, en febrero de 1975, de manera secreta, el Poder Ejecutivo firma un decreto en el que autoriza al ejército a “aniquilar el accionar de la subversión”. Acto seguido, en la provincia de Tucumán, se monta el Operativo Independencia, cuyo objetivo era acabar con los campamentos guerrilleros que el Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP) había instalado en las zonas rurales de la provincia.
Durante este operativo, los militares argentinos ensayan por primera vez el sistema de centros clandestinos de detención; usan la tortura sobre los detenidos para obtener información, una modalidad que tendrá su apogeo en los años posteriores.
El “rodrigazo”
Para mediados de 1975, al sombrío panorama político se suma la debacle económica. En los primeros días de junio asume la cartera de Economía Celestino Rodrigo, un ingeniero industrial de fuertes vínculos con López Rega.
A 48 horas de su asunción, el nuevo ministro lanza un feroz plan de ajuste que incluye una fuerte devaluación de la moneda, y un brutal aumento en el precio de los combustibles y las tarifas. Este plan, bautizado popularmente como el “rodrigazo” provoca un cataclismo económico que empuja al gobierno de Isabel Perón a un callejón sin salida. En medio del caos que producen las huelgas y manifestaciones en contra del plan económico, López Rega huye del país.
Con la inflación desbocada, y la violencia de las organizaciones armadas revolucionarias sumida en una espiral creciente, Isabel Perón, alegando problemas de salud, decide tomarse unos días de licencia, y deja el Poder Ejecutivo en manos del presidente del Senado, el Dr. Ítalo Luder.
Durante su breve mandato, la modalidad represiva del Operativo Independencia se amplía a todo el país, y se busca un consenso entre peronistas y radicales para desplazar del poder a la presidenta; pero no logran ponerse de acuerdo en la forma de hacerlo. La popularidad del gobierno se va desmoronando.
En octubre de 1975, Isabel Perón retoma sus funciones. Ante las continuas amenazas de golpe, anuncia elecciones para 1977.

- Cierre -
Las vísperas de 1976 presagian un año oscuro. En los últimos días de 1975 la Fuerza Aérea intenta un golpe de Estado, que al no contar con el apoyo del Ejército y la Marina es rápidamente sofocado.
Pocos días después, en la localidad de Monte Chingolo, un escuadrón del ERP intenta copar el batallón del Ejército Domingo Viejobueno.
Esta operación, sin duda el golpe más ambicioso de la guerrilla argentina, culmina en una brutal matanza, que diezma las filas de la organización guerrillera.
Llegado enero de 1976, la suerte de Isabel Perón está echada. Muchos sindicalistas, políticos y líderes guerrilleros, por distintas razones, apuestan al golpe.
El 24 de marzo de 1976, Isabel Perón es detenida y puesta a disposición del Poder Ejecutivo de la nación, que queda a cargo de una junta militar. Una nueva dictadura militar ha comenzado.
“Se comunica a la población, que a partir de la fecha el país se encuentra bajo el control operacional de la junta militar” (del Comunicado Nº 1 de la Junta militar).

Historia de un país. Argentina Siglo XX – Canal Encuentro
Guión: Ezequiel Cazzola – Asesoramiento Histórico: “Eternautas” – Coordinador: Gabriel Di
Meglio / Gustavo Álvarez / Juan Pablo Fasano – Coordinadora general: Jésica Tritten –
Archivo histórico documental de Canal Encuentro: Claudia Perel / María Flores/ Gachi González

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